La nueva generación de la Chevrolet Montana poco y nada tiene que ver con el modelo del que toma el nombre: aquella pick-up compacta que había sido desarrollada sobre la base del Agile (previamente en Brasil sobre el Corsa II) fue reemplazada por una pick-up de doble cabina con cuatro puertas, motor turbo de baja cilindrada, buen equipamiento de confort y una mejora considerable en seguridad, con el objetivo de ganarse una porción de mercado más exigente y, si se quiere, familiar.

Basada sobre la plataforma GEM (Global Emergency Markets) que aúna la nueva generación de modelos del segmento B de General Motors en la región y China, la Montana fue un desarrollo prácticamente íntegro para el cliente de Brasil, que ha posicionado a las camionetas del segmento B como una referencia del mercado. La nueva Montana busca ser una opción moderna, aunque se pone a mitad de camino entre, por ejemplo, los productos que ofrece Fiat: es más completa que una Strada (más airbags, potencia, equipamiento y seguridad), pero no dispone de las bondades que goza una Fiat Toro (tiene tracción simple, motor menos potente y menos ayudas a las conducción). Aquí repasamos sus condiciones con nuestro habitual desglose por secciones. 

DISEÑO

Para muchos puede estar inspirada en la mismísima Fiat Toro, debido principalmente al doble grupo óptico frontal. Sin embargo esta es la cara que están teniendo diversos modelos de Chevrolet a nivel mundial, lo que le aporta algo de originalidad. A mi entender lo que más hace ruido del frontal es la ubicación de la patente, que podría ir por debajo de la grilla para amenizar el conjunto. Las llantas de 17″ están proporcionadas a su tamaño, y lucen en tono gris oscuro. El remate trasero se destaca por unir ambas ópticas en un panel negro, algo similar a algunos modelos de Peugeot. Nuestra unidad contaba con algunos agregados que no vienen de serie, como por ejemplo la “parrilla” portaequipajes del techo. 

INTERIOR

Si bien la base del diseño interior emparenta a este producto con la Tracker que se produce en Argentina (ver prueba), lo cierto es que incorpora un cambio bastante notorio, y es la ubicación de la pantalla multimedia, en un mismo plano con el tablero de instrumentos análogo. Este detalle le aporta modernidad, aunque no tiene demasiados puntos a favor o en contra, sino que es básicamente un ejercicio de diseño, que posteriormente podría ser aplicado en la misma Tracker. El resto de los componentes son similares, con una posición de manejo adecuada y amplias regulaciones. Las plazas traseras no son grandes, pero resultan más que acordes para una camioneta derivada de una plataforma de este segmento. 

EQUIPAMIENTO

En esta opción tope de gama se destaca el control de velocidad crucero, climatizador automático, luces LED frontales, arranque sin llave, tapizado de símil cuero, pantalla de 8” con conexión inalámbrica y cargador inductivo, cámara y sensor de estacionamiento trasero y WiFi. Se trata de una dotación completa para un modelo de su segmento, aunque sin detalles demasiado exclusivos. La configuración de entrada de gama pierde varios de estos elementos, pero mantiene, en general, un buen nivel. 

SEGURIDAD

Con seis bolsas de aire de serie la dotación de seguridad de la Montana creció exponencialmente, ya que además agregó el control de estabilidad y tracción, sumado al sistema de monitoreo de presión de neumáticos. Lo que sí queda en el haber pasa por las ayudas a la conducción, ya que el único dispositivo presente es el sensor de ángulo ciego. No cuenta, por ejemplo, con cámara o radar delantero como sí ofrece la Tracker. 

MOTOR

En este caso se trata del conocido 1.2 litros de tres cilindros y turbo, con inyección indirecta de combustible. Rinde 132 caballos de fuerza, con un torque máximo de 190 Nm. No hay en la gama una opción con caja manual, algo que debería ofrecerse al menos en la variante de acceso. La transmisión es una automática de seis velocidades, con función de reducción (Low) a través de teclas desde el selector. 

CONDUCCIÓN

Con un esquema de suspensión simple, que emplea un tren delantero McPherson y un eje trasero torsional, la nueva Montana presenta un destacable confort de marcha, con una suspensión trasera mullida y suave, que ni siquiera hacen pensar que se trata de un eje semi-independiente. El secreto está en que solo puede transportar 585 kilos, menos que la media del segmento. 

La distancia entre ejes de 2,8 metros aporta además un gran comportamiento dinámico, acompañado de una dirección precisa y suave. En la ruta la potencia del motor es la esperable, con un consumo que resulta contenido si transitamos a velocidades legales, obteniendo unos 13 kilómetros por litro a 120 km/h constantes. Sin embargo, el tanque de combustible de 44 litros es algo escaso, y más si se emplea un uso citadino, donde el rendimiento puede llegar a no superar los 10 kilómetros por cada litro de nafta.

La aceleración en torno a los 10 segundos para pasar de 0 a 100 km/h es más que buena, mientras que la velocidad máxima roza los 180 km/h. Se trata de un buen combo, que sabrá satisfacer las necesidades del público promedio de este segmento.

PRECIO

Ofrecida en su variante Premier a 18,7 millones de pesos durante noviembre (la LTZ cuesta 16,9 millones), la Nueva Chevrolet Montana es un vehículo interesante: cumple con las necesidades del mercado y conforma al gran porcentaje del público. Dispone de una mecánica conocida, espacio suficiente y diseño atractivo. En el debe, quedará la doble tracción o algún extra en seguridad o confort, pero su evolución ha sido notable. 

 

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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