En los últimos años las automotrices han experimentado algunas soluciones que con el tiempo se van popularizando. Una de ellas fue la llegada de las sub-marcas, algo que se hizo más referencial con la llegada de DS al mundo de PSA (como la marca de lujo del grupo, por encima de Peugeot y Citroën), esto solo por citar un ejemplo, dentro de muchas otros, como recientemente Bronco dentro del mundo Ford. En este caso, como ejemplo vamos a poner uno bien clásico. Desde hace varias décadas GMC es la marca de lujo de camionetas del grupo General Motors, que se han posicionado por encima de Chevrolet en los Estados Unidos. 

Esto no es una novedad: por ejemplo Mercury fue la marca de más lujo que Ford (pero menos que Lincoln) durante años, o incluso Abarth dentro del mundo Fiat también podría considerarse como una sub-marca, aunque en este caso de deportivos. En Europa también Cupra lo es para Seat, que incluso parece ya eclipsarla. Pero en definitiva, el ejemplo de GMC no hace más que ratificar un concepto que en el último tiempo parece haber ganado terreno: el de optimizar recursos, empleando al marketing como herramienta predominante. 

Recientemente se presentó la GMC Canyon, que no es más que la nueva generación de la Chevrolet Colorado. O es decir, la futura generación de la Chevrolet S10 regional. La Canyon tiene muy pocos cambios respecto a una Colorado, que ya te mostramos en esta nota. Sin embargo GM se encarga de enfatizar una mayor percepción de lujo, tecnología y equipamiento que su hermana más «generalista». 

A decir verdad el principal detalle a la hora de configurar la gama GMC, en cualquier segmento de pick-ups o SUVs disponibles en Estados Unidos, no presenta variación más allá del nivel de equipamiento, y detalles estéticos. Es decir una Colorado puede llegar a disponer de casi todo el lujo disponible en una Canyon, aunque el modelo de Chevrolet para equipararse deba poseer mayor cantidad de opcionales.

 De ese modo se logra construir un modelo a priori más lujoso, porque desde el vamos su gama ofrece más equipamiento, pero también mayor precio. Así los últimos desarrollos pueden ser incorporados dentro de la gama de la marca de lujo, pero estarán en el resto de los modelos después de las otras marcas unos meses adelante. 

Marcas de lujo ¿Un riesgo?

Pero todo esto puede ser un arma de doble filo. Ford por ejemplo declara que cuentan con la camioneta más vendida de aquel mercado, de manera ininterrumpida, ante sus competidores durante décadas. La marca del óvalo nunca desdobló su gama de camionetas como sí lo hizo GM. Pero durante algunos años, ambos modelos de GM sumados entre sí lograron comercializar más camionetas que las del óvalo.

Y eso deja entrever una realidad: ante tanta diversificación de marcas, modelos y tipos de clientes a los que apuntan las diferentes marcas de un mismo grupo, todo parece quedar reducido a mínimos cambios en desarrollo de una marca a otra, exponiéndose a perder volumen de una marca en especial. Pero las marcas lo saben. 

Actualmente el secreto está en producir con mayor rentabilidad por auto producido, algo que parece va a potencianse con la electrificación. Y si eso se logra mediante una inversión reducida, mucho mejor. El resto lo hace el marketing. 

 

 

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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