¿Un error en el diseño de un motor puede llevar a la quiebra a un fabricante? La pregunta surge acerca del motor 2.0 GDI que las marcas coreanas Hyundai y Kia montaron en diversos modelos de su oferta, precisamente entre 2013 y 2014. Una demanda colectiva llevó a ambas firmas a tomar la decisión de reemplazar gratuitamente estos motores desde 2017, con una campaña que al día de hoy se mantiene vigente. Para Hyundai, los gastos de este recall al día de hoy que ya son billonarios.
El motor en cuestión es un 2 litros aspirado (o 2.4 litros), con inyección directa. Por entonces la gama GDI no era ofrecida en Argentina, pero era de serie en los autos ensamblados en las plantas de Giorgia o Alabama, en los Estados Unidos. Pero rápidamente trajeron problemas impensados, que llevaron directamente al reemplazo completo de los motores en hasta 1.7 millones de unidades.
El problema del motor Tetha 2.0 y 2.4 litros radica en problemas de lubricación del cigüeñal. La fricción generada por el mismo lentamente generaba un desgaste prematuro en algunos de los muñones de apoyo, que terminaban por fundirlo, generando daño también en metales, bielas o incluso en el block.
Hyundai y el recall que pudo llevarla a la quiebra
La solución de Hyundai y Kia fue la de reemplazar directamente el motor completo de estos vehículos, ya que una reparación conllevaría a un mayor costo y tiempo. Sin embargo no se trataba de un reemplazo sencillo, o económico precisamente.
Los autos afectados en los Estados Unidos son los Sonata, Santa Fe y Santa Fe Sport de Hyundai, mientras que Kia reportó estos problemas en los Optima, Sportage y Sorento. Los gastos reportados en esta campaña llegaron a unos 2 billones de dólares (2.000 millones) que representan la utilidad global de la compañía en diversos ejercicios.
Si bien esta situación no ha generado aparentes problema económicos en Hyundai, ha ocasionado perdidas millonarias, que podrían haber condenado a algún otro fabricante con menores recursos o en diferente situación financiera.