No es la primera vez en el año que nos subimos a la Chevrolet S10, sino la tercera. En enero, manejamos en un breve contacto por la ciudad de Buenos Aires una LTZ 4×4 automática (ver nota), y posteriormente probamos la tope de gama High Country (ver prueba). Hasta entonces la S10 era la cuarta pick-up más vendida de nuestro mercado. Pero los problemas en su línea de producción, junto a la avanzada de Nissan y Renault de fabricación local, le están haciendo retroceder posiciones indefectiblemente. Eso no quita que la chata del moño sea una gran compra: más aún en su versión LS. 

Esta S10 de entrada de gama es la única de todas las camionetas medianas que se fabrica en Brasil. También es la única en el mercado local con el mismo motor de las tope de gama. Es más, el 2.8 Duramax de 200 caballos continúa siendo uno de los mejores, sino el mejor de todas las camionetas medianas, exceptuando al V6 de Amarok (ver prueba). Es potente, pero entrega su elevado torque con relativa suavidad, desde bajas vueltas. Además, son los 200 caballos más baratos del mercado nacional. 

Pero no todo es potencia: la S10 también incorporó recientemente seis airbags en toda la gama, junto a anclajes ISOFIX para sillas infantiles, que se suman al control de estabilidad ESP y control de tracción, incluso en esta LS doble cabina. Como dato extra, en la 4×2 está disponible también el control de descenso, que activa el sistema ABS al tomar una pendiente pronunciada, y que es algo más relacionado con una conducción off-road. La versión de cabina simple también tiene seis bolsas de aire. 

Por fuera: Chevrolet S10 LS

Hay que tener en cuenta que la S10 LS se considera un vehículo pensado para el trabajo, y por ello no se detiene en detalles superfluos. Cuenta con una nueva máscara frontal, en la que se destaca una inmensa parrilla con el logo de la marca. También una defensa plástica de color negro que cumple en proteger la integridad de la zona inferior del paragolpes, al menos en roces de estacionamiento.

La parte color carrocería del paragolpes delantero pasó a ser bastante reducida y, justamente, allí se encuentra el alojamiento donde irían los faros antinieblas. Muy expuestos y vacíos. Ese sitio se podría haber aprovechado al menos para alojar luces de conducción diurna, que no están presentes en esta versión de S10. Las llantas de acero, de 16 pulgadas de diámetro, presentan un diseño bastante elaborado, mientras que los neumáticos son de una utilidad más orientada a la ruta que a otra cosa. 

Las ópticas tienen la parte interna en color negro, mismo tono que se replica en las molduras laterales, manijas de puertas o espejos. El paragolpes trasero plástico tiene insertos color carrocería, mientras que la unidad de prueba contaba con dos accesorios: protector interno de caja de carga y gancho de remolque. 

Por dentro

Al subirse a las versiones tope de gama de S10 se hallan rápidamente detalles de calidad con respecto a sus competidores directos. Pero en el caso de la versión LS muchos de estos adeptos casi que se invierten. Es que los paneles de puertas disponen de partes tapizadas, la plancha de a bordo está combinada en dos tonos de gris, y los asientos presentan una agradable tela combinada. Mantiene faltantes inexplicables, como por ejemplo manijas de sujeción en el techo (aunque sí hay disponibles manijas en los parantes para poder subirse con mayor facilidad). Tampoco viene de serie con posavasos, algo que se debe incorporar como opcional. 

El tablero de instrumentos dispone de una completísima computadora de a bordo, que brinda datos extra como horas de uso del motor, horas de ralenti o tensión de la batería. La iluminación es agradable y los comandos están bien a mano. El sistema de audio se advierte como completamente simple: sin pantalla táctil, pero con USB y una cómoda «repisa» por encima para alojar el teléfono mientras se está cargando. 

No hay regulaciones de altura en la butaca del conductor ni en el volante, algo que termina siendo un punto en contra. De todas formas, la posición de manejo es adecuada, con pedales suaves. El embrague se muestra blando y muy dosificable, mientras que el pedal de freno un tanto esponjoso. El selector de la caja de seis marchas tiene vástago largo, pero conexiones seguras, siendo bastante rápido de accionar si así se desea. 

Las plazas traseras cuentan con espacio suficiente para que dos o tres adultos eventuales puedan viajar cómodamente. Es una de las más amplias junto a la Amarok, aunque la de VW se ve beneficiada por el mayor ancho de la carrocería. 

En materia de equipamiento dispone de cuatro levantacristales eléctricos, cierre centralizado a distancia, aire acondicionado, radio con MP3 y Bluetooth y poco más. Incluso, como todas las camionetas de entrada de gama, no posee siquiera espejos con comando eléctrico o manual: los mismos deben ser orientados con los dedos, apoyando sobre el mismo espejo. 

En el andar

El motor 2.8 turbodiesel de la Chevrolet S10 LS la mueve con completa soltura. Los 440 Nm de torque son notables y con la caja manual se llevan de maravilla. Junto con la Amarok, es de las pick-ups medianas más confortables de conducir, ya que en general todo fluye bien. La ventaja aquí pasa por el extra de potencia: los 200 caballos se sienten todo momento, e incluso a veces parecen desbocarse en caminos de tierra o de mala adherencia, donde el control de tracción entra en escena en reiteradas ocasiones. 

Quizás neumáticos de uso mixto serían más apropiados y generarían mejor tracción en suelos blandos. En lo que respecta a la dinámica, las suspensiones tienen un esquema muy agradable: ya no presenta el tren delantero súper suave de las viejas S10 (hasta 2015) sino más bien algo más firme, pero conservando una suavidad muy lograda en el tren trasero. 

Prestacionalmente logra números más que favorables: acelera de cero a cien en 11 segundos, y alcanza los 180 kilómetros por hora de velocidad máxima, limitados obviamente. A pesar de todo esto, el consumo hasta velocidades legales es sumamente coherente. A 120 km/h recorre a razón de 11 kilómetros por litro, mientras que en la ciudad, si el manejo es tranquilo y el tránsito no es un caos, difícilmente baje de los 10 kilómetros por cada litro. Se trata de un consumo razonable, más si consideramos la potencia y torque disponibles. 

Con una garantía de 3 años o 100.000 kilómetros, la S10 LS 4×2 se comercializa a un valor de $ 3.681.900. Se trata de un valor competitivo, si tenemos en cuenta que la líder del segmento, la Toyota Hilux, en versión DX (con motor 2.4 de 150 CV) se comercializa a 3.634.600 pesos, con más garantía, aunque con lista de espera para entrega que puede llegar a los seis meses. De todas formas, hablar de precios y disponibilidad en nuestro mercado resulta, al menos, bastante crítico debido a la inflación y al faltante de unidades en los salones de ventas. 

Nos encantó de la Chevrolet S10 LS 2021

La entrega y el torque del motor

La puesta a punto de las suspensiones

Las relaciones de caja largas

El espacio interior

La mejora en seguridad

No le perdonamos a la Chevrolet S10 LS 2021

El faltante de algunos elementos de confort básicos

Que no tenga luces de conducción diurna

Que no tenga neumáticos apropiados para pisos blandos

Su pedal de freno algo esponjoso

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Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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