La tan comentada grieta parece haber llegado, incluso, al mundo del automóvil: se divide entre quienes gustan de los crossovers, SUVs, o «camionetitas» del segmento B, y aquellos defensores de los autos de turismo, que tiempo atrás ofrecían una carrocería destinada para la familia, llamada rural, break o grand tour. Justamente, a mitad de camino entre ellos se encuentra el Peugeot 2008, renovado a mediados del año pasado.

Incluso cuando la marca del león se empeña en dejarnos en claro que estamos frente a un SUV, tanto las proporciones como incluso algunas de las utilidades del 2008 actual, hacen que sea un producto diferente a lo conocido. Está desarrollado sobre la plataforma del Peugeot 208 actual, y transita por sus últimos años de vida. Es más, en Europa se acaba de presentar la segunda generación, por lo que probablemente llegue a nuestro mercado antes de 2022. ¿Será fabricado en Argentina? No lo sabemos aún. 

Sin embargo, al actual 2008 aún le queda trecho por recorrer, motivo por el que decidimos ponerlo a prueba. Particularmente, lo usé durante más de 2500 kilómetros, cubriendo un viaje de vacaciones a Mendoza. Eso explica cierta «desprolijidad» en lo que a suciedad se refiere, ya que pasó por diversos caminos. Con tres personas a bordo y relativamente poco equipaje, fue un típico viaje como el de cualquier familia o grupo de amigos. 

Antes que nada, de acuerdo a nuestro criterio, no se trata de una rural, debido a que no posee el mismo frontal que el auto del que deriva. Sin embargo, por sus proporciones exteriores (techo y línea de cintura baja) tampoco se trata de un SUV. Es, lisa y llanamente, un crossover hecho y derecho. 

Estéticamente, durante el año pasado agregó cambios en el frontal, que se advierten principalmente por una nueva parrilla de mayores dimensiones, que en su interior aloja al clásico logo del león (antes se ubicaba por encima). Además, la zona inferior del paragolpes fue reformulada, obteniendo así un mejor ángulo de ataque y atenuando cierto peligro de dañar componentes de los bajos, no solo en caminos de campo, sino también en la ciudad.

La actualización también incluyó nuevo diseño de llantas de dieciséis pulgadas, mientras que en esta variante Sport se adoptaron apliques plásticos en tono negro, que recorren todo el lateral, incluyendo los pasos de rueda. También se lo despojó completamente de piezas cromadas o pulidas: todo fue remplazado el negro brillante, que en el caso particular del vehículo de la nota, conforma un impecable monocromo negro. El resto del auto ya es bien conocido, no vale la pena entrar en detalles.   

Pero el 2008 esconde en la variante Sport, la que condujimos, un extra no menos importante: potencia. En este caso, cuenta con el conocido motor 1.6 THP, capaz de desarrollar 165 caballos de fuerza, con un torque máximo de 240 NM a partir de 1.400 vueltas. Se conjuga con una transmisión manual de seis marchas, como en el caso de la unidad de prueba, o en opción con una automática con la misma cantidad de relaciones.

El poderío de este motor hace que su entrega sea un poco desmedida. Sucede que al acelerar la trompa se eleva y la cola se hunde de una forma poco habitual. ¿Mucho? Sinceramente, al aplicar potencia en un cambio bajo, mediante el espejo central pasamos de ver el paisaje a, literalmente, observar parte de la ruta. 

Esto también se manifiesta en el manejo, ya que bajo esa circunstancia la dirección no cuenta con un tacto demasiado preciso. Esto, que puede ser tomado como una contra, no opaca el nivel prestacional que obtiene. Acelera de cero a cien km/h en 9 segundos, mientras que alcanza los 207 km/h de velocidad máxima, siempre con caja manual de sexta. 

Al mismo tiempo, su tenida direccional aparece como una ventaja frente a algunos SUVs con centro de gravedad más elevado, aunque es innegable que presenta cierta tendencia a rolar si doblamos exigidos. En cuanto al confort de marcha, no hay demasiadas críticas debido a un esquema simple pero que filtra bien los deteriorados pisos de nuestra urbe. 

En materia de confort y espacio interior habrá que tener en cuenta que dispone del poco habitual i-Cockpit de Peugeot, que obliga a observar el instrumental por encima del volante, de diámetro reducido. No es habitual, y no a todos les resultará cómodo. Incluso muchos deberán elegir la posición de conducción de acuerdo a si se quiere, o no, ver el tablero. En nuestro caso no resultó un inconveniente, brindando buen confort y comodidad, aún en viajes largos. 

El tablero recurre a dos esferas grandes análogas y otros dos marcadores secundarios lumínicos. A su vez, la pantalla central de la computadora de a bordo provee información escueta, en un formato algo desactualizado. La pantalla central saliente. Queda a buena altura sobre la vista del conductor, pero no siempre es precisa y clara de observar, por ejemplo si el sol pega desde atrás. Además, ya no ofrece navegador satelital integrado: queda recurrir a Android Auto, o Apple Car Play para reflejar un mapa.

La calidad general del conjunto se muestra conforme a un segmento B Mercosur, por lo que no es destacable. Algunos elementos elevan la percepción, como el techo panorámico de vidrio (que no se abre aunque sí cortina eléctrica) o el pomo del selector de marchas de aluminio, que al sol, eleva considerablemente su temperatura. 

Las plazas traseras disponen de espacio razonable hasta para dos adultos, con una plaza central de tamaño justo, más que nada por el ancho. Asimismo, el baúl, que esconde una rueda de auxilio de quince pulgadas, presenta 402 litros: capacidad insuficiente para un viaje en familia. Además, el cobertor de carga no se eleva al abrir el portón, lo que dificulta un poco más la tarea de carga y descarga de petates. 

En referencia al equipamiento, ya nombramos al techo panorámico y al sistema multimedia. Agrega climatizador automático de dos vías, tapizado mixto en cuero y tela, control de velocidad crucero, encendido automático de luces y limpiaparabrisas, sensor de estacionamiento trasero (antes tenía sensor delantero pero lo perdió con el rediseño) y cámara de marcha atrás.

Como exclusivad, junto al Citroën C4 Cactus, ofrece el Grip Control, un sistema electrónico que adecua la respuesta del control de tracción y el ESP a diferentes parámetros del suelo. Entre ellos, podemos elegir caminos como roca, o nieve, o directamente desconectar el sistema por completo. No se trata ni tiene la utilidad de un sistema de tracción integral, pero es un extra. No cuenta con acceso y arranque sin llave, o ayudas o asistentes a la conducción, pero sí está dotado con un total de seis bolsas de aire, por lo que en esta variante Sport (la más completa), el nivel de seguridad resulta satisfactorio. A su vez, el sistema de frenos dispone de cuatro discos. 

El Peugeot 2008 Sport THP con caja manual tiene un precio de lista que se eleva hasta $ 1.686.800, mientras que con transmisión automática su valor asciende aún más: $ 1.784.300. Con transmisión manual y motor de más de 150 CV, brinda un extra de singularidad y exclusividad dentro del cada vez más popular mundo de los crossovers urbanos, esos que llegaron para quedarse.. La garantía se extiende hasta los 3 años o 100.000 kilómetros. 

Nos encantó del Peugeot 2008

Concepto de diseño

Motor y prestaciones

Caja manual de sexta

Posición de manejo

Frenos a discos en las cuatro ruedas

Sistema Grip Control

No le perdonamos al Peugeot 2008

Nueva generación ya a la venta en Europa

i-Cockpit conflictivo

Algunos faltantes de equipamiento

Tendencia a elevar la trompa al acelerar

Calidad de algunos materiales

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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