La segunda mitad de la década del noventa deparó un éxito de alcance mundial para el BTCC, el campeonato británico de autos de turismo. Con un parque automotor compuesto por diversas marcas oficiales, con llamativos automóviles con neumáticos de bajo perfil, y acuerdos con videojuegos que recorrieron el mundo, estos autos marcaron a toda una generación. Y este Renault Laguna de la temporada 1999 se vendió a través de «Artcurial» tal cual como corrió su última carrera, a un precio de 107.280 euros. 

Renault en conjunto con Williams creó el nuevo equipo de BTCC en 1995 para suceder a los poco exitosos R19 de las temporadas previas. Aquella primera temporada terminó con el título de constructores, gracias a la tarea de los pilotos Alain Menu y Will Hoy. En 1997 la marca volvió obteniendo el título de constructores y pilotos, para el suizo Alain Menu.

Jean-Christophe Boullion y Jason Plato fueron de la partida en la temporada 1999, y precisamente el auto del primero de ellos es el Laguna que se ofrecía a modo de subasta a través del departamento Renault Classic, que lo adquirió a finales de la temporada 1999 al equipo Williams. De acuerdo a la data cedida por la marca, la unidad se exhibió más tarde con fines promocionales en el Technocentre Renault a partir del 2003, en Renault Inglaterra.

Vendieron un Renault Laguna BTCC a 107 mil euros

Es decir que desde el año 1999 el Renault Laguna (Chasis LAG99/01) de BTCC nunca más volvió a rodar en la pista, presentando por completo sus elementos originales, con su decoración Nescafé Blend 37. Desde la firma de subasta aclararon que el automóvil requerirá una restauración mecánica para poder volver a utilizarlo en el circuito.

Entre los detalles de este ejemplar resaltan las llantas de color dorado, en conjunto a su color verde inglés. Al mismo tiempo la postura del auto, tal como lo especificaba el reglamento, era con una altura mínima y las ruedas prácticamente metidas dentro de los pasos de rueda.

Los autos se construían partiendo de una carrocería original, pero conservando gran parte de los detalles exteriores. Incluso los burletes de las puertas y vidrios eran tal cual los originales. En el interior se reemplazaban prácticamente todos los paneles, para darle paso a materiales compuestos como fibra de carbono, y también ignífugos. 

En cuanto a la motorización se partía de la base de un motor Renault de dos litros, preparado por Williams, para rendir una potencia cercana a los 300 caballos de fuerza. Disponían de diferencial autoblocante, transmisión secuencial de seis marchas y barras de torsión regulables desde el interior. 

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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