Si bien en Argentina no fueron tan comunes, ya que se comercializaron a inicios de los ochenta importados desde Francia, el Citroën GS fue un auto que marcó una era. Fue el primer modelo mediano de la marca de los chevrones, siendo desarrollado para conformar la gran brecha existente entre la oferta del 2CV y sus derivados (Dyane, Ami 6 o Ami 8 en Argentina), y el ejecutivo DS. Su lanzamiento se produjo en 1970, y fue una referencia en materia tecnológica.

Lo cierto es que el desarrollo del GS llevó mucho más tiempo del previsto inicialmente. Antes de su llegada, se esperaba que la gama incorporara un motor rotativo Wankel, pero la delicada implementación de esa tecnología llevó a demoras y costos desmedidos. 

Paralelamente, Citroën desarrollaba para las versiones básicas un motor boxer de cuatro cilindros, que tomaba la base del impulsor bicilíndrico del 2CV aunque, en este caso, con árbol de levas a la cabeza, en cada uno de sus lados. Finalmente el motor de cilindros opuestos, con opciones de hasta 1.3 litros y refrigerado por aire, pasó a ser la única del modelo disponible a partir de 1970, pero siempre con escasa potencia: desde 55 caballos de fuerza.

Citroën GS: adelantado a su época

De todas formas el GS, como buen Citroën que era, se destacaba por su diseño llamativo. En realidad, para 1970 su estilo era lo más imponente del momento, con un silueta aerodinámica. Su frontal con ópticas de gran tamaño, y una caída de techo tipo fastback le daban impronta futurista. La gran característica era que la luneta no se abría con la tapa de baúl, que disponía de gran espacio interior, pero una boca de carga pequeña. La solución a ello fue la menos vista variante Break. 

Como si fuera poco, el diseño del GS fue un manotazo de ahogado. Previamente, los prototipos contaban con un estilo muy diferente, pero que terminó siendo semejante al del Renault 16, lanzado en 1965. Para ello, Robert Opron, su diseñador, debió alterar significativamente el estilo del moderno Citroën. Eso demandó más tiempo y dinero en el desarrollo.

El interior de la primera serie contaba con un diseño muy moderno y fluido. Llamaba la atención el comando de freno de mano, con un gran tirador sobre la parte central de la plancha de a bordo, y la posición de la radio, colocada verticalmente hacia abajo, entre medio de ambas butacas delanteras. El tablero contaba con un velocímetro que enviaba su información mediante un carretel, que se advertía a través de una lupa. La amplitud era por demás lograda en un modelo de poco más de cuatro metros de largo. 

Posteriormente, en 1979, llegó otra revolución para el GS. Fue la implementación, junto con un rediseño exterior, de un habitáculo aún más futurista. En ese caso se reemplazaron los comandos convencionales por los satelitales, vistos luego en el Visa y otros modelos de la casa francesa. Allí tanto las teclas de luces, como bocina, limpiaparabrisas y giros se ubicaban en unas cajas circulares con teclas, tan insólitas como llamativas. Con el rediseño adoptó portón trasero, pasando a ser un hatchback, mientras que su nombre se pasó a ser GSA. 

El secreto: la suspensión

Pero, sin dudas, donde el Citroën GS fue una referencia fue en materia de suspensiones. Desde 1970, todas las versiones ofrecieron la última evolución de la tecnología conocida como hidroneumática. Un sistema que mediante el mismo líquido hidráulico de los frenos, combinado a un sistema neumático con gas en el interior, reemplazaba a los espirales, elásticos o barras de torsión. También a los amortiguadores, sin ningún tipo de ayuda electrónica.

Además en el GS el sistema se interconectaba a las cuatro ruedas entre sí, lo que permitía, de acuerdo a la carga, variar automáticamente la altura. También aplicar más fuerza de frenado en el caso de tener pasajeros en el eje posterior. Todo mediante el estado de carga con el que se encontraba cada uno de los depósitos de las ruedas, conocidos popularmente como «bochas».

A mediados de los setenta, debido en parte al elevado costo de desarrollo del GS, incluyendo el fallido motor Wankel, Citroën ingresó en una crisis financiera. Por entonces en manos de la familia Michelin, en 1976 la firma fue adquirida por Peugeot, creando definitivamente la firma PSA. Sin embargo la producción del GS, en realidad GSA, continuó hasta 1986, llegando a fabricar 2.440.610 unidades, la gran mayoría en la planta de Rennes la Janais (Francia) o incluso también en Vigo (España).

 

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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