En el mismísimo Salón de París de 1955 Citroën sorprendió al mundo con un auto revolucionario. El DS «Tiburón» marcó un antes y un después en la historia del automóvil por la avanzada tecnología que supo ofrecer desde el momento en que fue lanzado al mundo. 

En aquella muestra parisina los visitantes cerraron nada menos que 12.000 pedidos durante el mismo día de su presentación. La prensa especializada elogiaba unánimemente su diseño audaz. La denominación «Tiburón» fue adoptada de manera popular, específicamente por el diseño de su frontal. 

Con su estilo único, elegante, dinámico y refinado, el Citroën DS supo ser el vehículo favorito de políticos, magnates o estrellas de cine. Incluso su nombre sirvió para que el grupo PSA crease una marca propia, orientada al lujo y al estilo, aunque sin las capacidades e innovaciones con las que fue concebido el clásico de Citroën. 

DS Tiburón: La majestuosidad de Citroën

Su estilo fue obra de la creatividad de dos personajes clave en la historia del automóvil: el ingeniero André Lefèvre y el diseñador y escultor Flaminio Bertoni. Una colaboración que ya había puesto su sello en modelos míticos desde los años 30. Con el DS, iban a trastocar, una vez más, el panorama automovilístico de su tiempo.

En conjunto supieron fusionar tecnología y estética para crear una armonía perfecta, en la que sus líneas y formas eran un reflejo de las soluciones técnicas y de la obsesión por la aerodinámica y el confort, logrando conjugar funcionalidad con un diseño único y atractivo.

El Citroën DS por dentro

Si su diseño exterior sigue siendo único, el interior se destaca por el cuidado por los detalles y su aire distintivo. El panel de instrumentos y su tablero siguen siendo una auténtica obra de arte, marcando a su vez una ergonomía de referencia, incluso hasta nuestros días.

El conductor del DS podía acceder a todos los mandos del vehículo sin tener que soltar el volante en ningún momento. Las formas del techo, el parabrisas y las ventanillas sin marco estaban pensados para aumentar al máximo la luminosidad y la sensación de espacio.

Tecnología: la clave del DS

Pero el apartado técnico incluía diversas sorpresas. Entre ellas la suspensión hidroneumática con esferas a gas, cuya parte superior rellenas con nitrógeno aseguraban la flexibilidad de la suspensión. Esta solución le otorgó al DS una ventaja considerable sobre sus competidores de la época, al ofrecer un comportamiento ruta y confort excepcionales.

Renovado estéticamente, se produjo hasta 1975.

Los frenos de disco, algo que sólo se había visto en autos de competición, se montaron de serie en los frenos delanteros del DS desde su lanzamiento. Ligados a la dirección asistida hidráulica de alta presión, no sólo eran muestra de confort de uso, sino también una excelente potencia de desaceleración. 

Asimismo se destacaba por la caja de cambios hidráulica, accionada por una pequeña palanca situada en la parte superior de la columna de dirección. Esta permitía pasar las cuatro velocidades hacia adelante y marcha atrás con movimientos muy cortos. Por su parte la desaparición del pedal del embrague ofreció un confort de conducción nunca visto. Sin dudas se trató de un auto adelantado a su tiempo. 

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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