Precisamente a inicios de 1993 se presentó uno de los que es considerado en la actualidad como uno de los últimos Citroën hechos y derechos, el Xantia. Un auto diferente, avanzado para su época y por sobre todas las cosas un fiel reflejo de una industria que se aventuraba a desarrollos más pasionales, sin dejar de hacer autos normales, para el día a día. Presentado al mundo en marzo de 1993 en el Salón de Ginebra, se trataba en realidad de de cinco puertas del segmento D, aunque para muchos es una berlina, del que se llegaron a producir 1.326.259 unidades de 1993 a 2010.

Gran parte de estos Xantia fueron producidos en la fábrica de Rennes-la-Janais, en Francia, desde donde el Xantia se exportaba a diversos mercados alrededor del mundo, incluso a la Argentina. Sin embargo, el otro gran porcentaje de estas unidades, fueron fabricadas por Saipa en Irán, manteniendo con vida al modelo por mucho tiempo más del estipulado inicialmente por el fabricante francés. 

El diseño fue realizado por Daniel Abramson en el centro de estilo Citroën a partir de la propuesta del centro de estilo italiano Bertone. El objetivo del Xantia fue el de suceder al famoso BX de los años 80. Dotado de una dinámica fluida y robusta, contaba con muchos parecidos al XM, motivo por el que en la actualidad muchos lo siguen confundiendo, a pesar de que el Xantia fue un auto bastante más popular y masivo.

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Uno de los principales atractivos del Xantia fue el hecho de contar con la suspensión hidroneumática, característica de la marca, que en este caso contaba con nuevas tecnologías para pulir aún más su manejo. Al igual que sucedía con modelos previos, podía circular sin unas de sus ruedas traseras debido al complejo sistema hidroneumático, que le permitía esta característica, y otras más. 

Por ejemplo, y esto no es poca cosa: el Xantia continúa siendo uno de los autos que superó a mayor velocidad la prueba del alce en diversas pruebas realizadas en Europa. La suspensión, junto al elaborado chasis, le permitía doblar como un autos sin igual. Incluso con el correr del tiempo super deportivos de altas prestaciones no superan la velocidad con la que el Xantia pudo realizar esta maniobra de esquive.

En 1993 fue tan rupturista que se llevó el galardón al Auto del Año en Europa, año de su lanzamiento. El sistema hidroneumático, conocido como Hydractive II, impedía un balanceo de la carrocería por encima de 0,5°, contando con un total de 10 esferas. Dos de estas conocidas como «bochas» se situaban una en cada eje, y entraban en acción mediante electroválvulas en el circuito normal. Esto permitía definir dos estados de flexibilidad y amortiguación de la suspensión: uno más flexible y confortable, el otro más firme y deportivo. Unos sensores permitían a la ECU del auto elegir entre los dos modos, en función de la situación de conducción. 

Eso incluso conllevó el desarrollo de neumáticos específicos de la mano del fabricante Michelin. Paralelamente otras novedades llegaron a su oferta, en 1995 la carrocería break, mientras que en 1997 fue remodelado, con un ligero rediseño. La producción en Europa se mantuvo hasta el año 2000, pero en realidad el proceso productivo se trasladó por entonces a Irán. 

Allí la firma Saipa, que pertenecía en un 75% al gobierno iraní, y el resto a Citroën, comenzó con su producción allí, llevando su vida útil hasta el año 2010. No quedan dudas que el Xantia fue uno de los autos más atractivos, pero a la vez caprichosos por la complejidad de sus sistemas. ¿Llegará a convertirse en un mito?

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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