Para Ford el año pasado fue el año de las pick-ups, momento en el que actualizó la Ranger de producción local, lanzó la Ranger Raptor de producción tailandesa, y relanzó la Serie F en nuestro mercado, con la llegada a fin de año de las F-150 Lariat y F-150 Raptor (ver nota). La pandemia demoró algunos meses el hecho de poder contar con una de estas camionetas en nuestro garage, pero finalmente aquí, la prueba a esta Ford F-150, típicamente americana, y con motor V8. 

La Serie F del óvalo es desde hace muchos años el vehículo más vendido de los Estados Unidos. Entre todas sus alternativas, la F-150 es la más solicitada, y también la más «económica». De la serie racional (la Raptor ya es otra cosa) esta Lariat destinada al mercado local fue configurada con varios opcionales, pero no es la muestra de mayor lujo disponible en aquel mercado: allí se ofrecen los niveles Platinum o Limited como topes de gama.

De todas formas la F150 Lariat, que ya está disponible con un frontal renovado en su país de origen, dispone de mucho equipamiento, que trataremos de ir desmenuzando en esta nota. Para empezar su diseño exterior resulta intimidante, con un largo de 6,19 metros y 3,98 metros de distancia entre ejes. El ancho, sin espejos, es de 2,03 metros. 

Se destaca por una parrilla doble cromada, acompañada por un paragolpes de acero, también con terminación cromada. La carrocería bicolor está contrastada con un tono beige oscuro, que combina muy bien con el bordó de la unidad en cuestión. También puede ser negro o blanco. Las imponentes llantas cromadas son de 20 pulgadas, y emplea neumáticos más propicios para el asfalto que para una conducción extrema en barro. Eso sí, los Good Year Wrangler cuentan con la inscripción en blanco, tal como si fueran más extremas. 

Con líneas mayormente rectas, llama mucho la atención en la calle. Tiene apertura de puertas por presencia, pero también el típico Security Code de los Ford producidos para Estados Unidos, que permite abrir las puertas mediante un código numérico. Esto nos posibilita, por ejemplo, dejar las llaves dentro del auto si no se prefiere tenerlas encima. 

Acceder no es tarea sencilla, pero los estribos planos de acero inoxidable ayudan a realizar la operatoria. La acción puede ser secundada por afianzarse de las manijas de los parantes, ya sea frontales o traseras. Las plazas delanteras denotan comodidad, con butacas amplias y completamente eléctricas. La del conductor con memorias. 

A su vez el volante, como incluso la pedalera, cuentan con reglajes completamente eléctricos. Como para tener en cuenta es que posee un único brazo para comandar las luces de giro y limpiaparabrisas: no hay nada del lado derecho, suponemos debido a que las versiones más económicas conservan la selectora al volante. Los comandos están a mano, pero son tantas teclas y funciones, que resulta realmente difícil de asimilar en poco tiempo. 

El tablero tiene dos cuadrantes analógicos, sumado a una gran pantalla central configurable. En la parte superior de la misma aparecen cuatro relojes simulados que no podrán alterar su ubicación: son el de temperatura de aceite de motor, temperatura de aceite de la transmisión, nivel de combustible y temperatura de líquido refrigerante. El selector tiene mando manual desde una tecla, por lo que vendrían bien levas tras el volante.

En la consola central aparece una amplia pantalla táctil de 8″ con el afamado sistema multimedia Sync 3. Por debajo la climatización dual. Ambas butacas delanteras cuentan con calefacción y ventilación, y entre ambas, separadas a una distancia considerable, aparece un imponente espacio portaobjetos. 

En materia de equipamiento de confort dispone de techo corredizo panorámico, tapizados de cuero, sistema de sonido de alta fidelidad Bang & Olufsen, espejo interior y externo izquierdo fotocromático, volante calefaccionado o cámara de marcha atrás, entre todo lo que hasta ahora no había nombrado.

También dispone de elementos que causan cierta sorpresa. Entre ellos la apertura remota del portón trasero, que cuenta con un escalón para poder subir a la caja (con bastón telescópico). También la ventanilla de la luneta tiene comando eléctrico, mientras que los ganchos de agarre de la caja cuentan con llave. Al mismo tiempo viene ya instalado el gancho de remolque con su instalación eléctrica, sumado a un asistente de conducción marcha atrás y estabilización de tráiler, que debe configurarse de acuerdo a las características del mismo.    

Las plazas traseras son impresionantes, debido al generoso espacio para piernas, que posibilitarán viajar con las mismas cruzadas, casi sin importar nuestra altura. Los asientos son calefaccionados, hay salidas traseras de climatización y hasta un enchufe de 110 Volts con corriente alterna. La calidad general en todo el habitáculo es destacable, con materiales suaves al tacto, y piezas de imitación madera, que probablemente no sean las más bonitas para nuestros ojos, pero que realzan el lujo interior. 

Si bien en Estados Unidos esta versión viene de serie con un motor V6 Turbo de 2.7 litros, aquí se eligió un extra: el V8 Coyote de 5 litros aspirado, que produce 400 caballos de fuerza. Se trata del mismo motor que monta el Mustang, por lo que no pudo haber sido una mejor elección que esa. El V8 tiene 542 nm de torque a 4.500 vueltas, momento en el que suena de una manera perfecta, sin más que acotar.

Lo cierto es que está combinado a una transmisión automática de diez velocidades, tracción 4×4 con alta y baja y diferencial trasero autoblocante mecánico. A todo esto aplica la fuerza de una manera descomunal, y más aún si se selecciona el modo de conducción Sport. De cero a cien km/h demora 7,3 segundos, una marca que bien podría lograr un deportivo. Pesa 2.231 kilos en orden de marcha, cifra no tan elevada para su porte, y eso es debido a que su carrocería está fabricada íntegramente en aluminio de grado militar. Incluso algunos paneles, al golpearlos con la uña, emiten un sonido semejante al plástico.

La velocidad máxima está limitada a 175 km/h, pero el tiempo que demora en lograrla es realmente muy corto: con hundir el pie derecho al pasar un camión escuchando por algunos segundos al motor, estará cerca de su velocidad máxima. Con tanta distancia entre ejes, las prestaciones fuera de ruta están un poco limitadas: no es un producto para hacer off-road extremo, sino más bien para hacer fuerza: la capacidad máxima de remolque es de 4.800 kilos. 

A todo esto te estarás preguntando cuánto  gasta. Esto es para realmente analizar. En líneas generales, y ante un uso en ruta a velocidades de no más de 130 km/h, el consumo se sitúa en 12,5 litros de nafta cada cien kilómetros. Digamos que en ruta, su utilización no es prohibitiva, más aún si consideramos lo que cuesta, lo que pesa y lo que ofrece. En la ciudad dispone de sistema de arranque y parada automático, y su consumo medido puede ir de los 15 hasta los 18 litros cada 100 kilómetros. Pero recordemos, no es un vehículo muy práctico para la ciudad. Ah, el tanque carga 136 litros, por lo que la autonomía es muy buena. Llenarlo, hoy, supone más de 8.000 pesos. 

En materia de suspensiones tiene un tren delantero suave, y un eje trasero algo más duro, pero que no resulta saltarín, más bien contundente. En ruta va firme, y muy pocas cosas pueden llegar a inquietarla. Eso sí, al doblar rápido se nota que estamos ante un vehículo pesado, y no tan ágil. Si se desconecta el control de tracción y se coloca el selector en modo manual, sumado a la potencia y al diferencial autoblocante, no costará casi nada ponerla de costado. Y eso puede ser un arma de doble filo. Ante todo hay que tenerle respeto. A su vez el radio de giro es limitado, pero recordemos, mide más de seis metros. 

El nivel de seguridad es otro de los puntos que llaman la atención de esta mole. Tiene ópticas delanteras full LED, alerta de ángulo ciego, asistente de cambio de carril involuntario, alerta de colisión frontal con detección de peatones, sistema de arranque y descenso en pendiente, controles de tracción, estabilidad y de balanceo de tráiler y ocho airbags, contando dos frontales, dos laterales, dos de cortina y los de cinturón de seguridad traseros. 

Entre lo que podría llegar a ofrecer y no dispone encontramos los airbags de rodilla de conductor o acompañante, control de velocidad crucero adaptativo o sensor de estacionamiento delantero. También cámara de visión 360°. 

La Ford F150 Lariat tiene un precio en Argentina de 66.300 dólares, en la única configuración disponible, con tres años o 100.000 kilómetros de garantía. Su única rival directa, al menos por ahora, es la Ram 1500 de anterior generación (con motor V8 Hemi de 5.7, caja de seis marchas y menos equipamiento de confort y seguridad), que continúa en producción en México. Por provenir desde el país azteca, la 1500 cuesta 55.800 dólares debido a que no tributa impuesto extrazona. Debajo te dejamos la galería de fotos. 

Nos encantó de la F-150

El diseño, realmente imponente

Su equipamiento de confort

La calidad y amplitud interior

El desempeño del motor y transmisión

El consumo en ruta, coherente, y la autonomía

La comodidad y el confort de marcha

El nivel de seguridad 

Qué no le perdonamos a la F-150

Sin control de velocidad crucero adaptativo

No tiene sensores de estacionamiento delanteros

Llega cuando en EEUU ya se lanzó un rediseño

No es su hábitat, pero el consumo en ciudad es elevado

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Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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