La actual generación de la pick-up Nissan Frontier comenzó a venderse en Argentina hace un par de años ya, aunque durante ese lapso también supo nacionalizarse. Ese proyecto se concretó durante 2018 y, desde algo más de un año, la chata salida de la planta cordobesa de Santa Isabel está disponible en los concesionarios de Argentina. En el verano pasado, aprovechamos para probarla durante una semana en diferentes entornos y situaciones y, a continuación, nuestro análisis de este producto, en su versión tope de gama.

La chata que se hizo famosa por su «hermandad» con las pick-ups Renault Alaskan y la polémica Clase X de Mercedes, cuya fabricación cordobesa se suspendió (ver nota), fue posible tras una abultada inversión de Nissan. Se ensambla en una nave específica para esta línea de producción en la planta de la marca Renault, en Santa Isabel, Córdoba. Desde hace años, Renault y Nissan son socios en todo el mundo, y las sinergias en el diseño y fabricación de productos no es un secreto.

En este caso Nissan, se beneficia de ciertas tecnologías y conocimientos de Renault. La última logra otro tanto y, entre estas capacidades de la automotriz japonesa, está su legendaria historia con la fabricación de pick-ups y vehículos 4×4. Así es que tenemos un producto de pura cepa Nissan, fabricado en Argentina, pero en una planta Renault.

La pickup Frontier es una chata clásica, con chasis de largueros, caja de carga independiente de la cabina doble y capacidad de carga de 1 tonelada. Llega a un mercado muy poblado de este tipo de vehículos, aunque en el último tiempo algunos proyectos parecen quedar inconclusos, entre ellos, el proyecto Cyclone, la alianza entre Ford y Volkswagen para producir su nuevas generaciones de camionetas medianas y que recientemente te adelantamos en esta nota.

Su diseño exterior es, a mi gusto, de los más lindos de lo que podemos comprar hoy en Argentina en camionetas. Tiene las lineas mas fluídas, sin comprometer el formato ni de carga ni la habitabilidad interior, que está prácticamente al nivel de un auto grande. Se destaca por cierta musculatura que la hace ver algo más personal que el resto de las camionetas de su competencia.

Obviamente, al probar la versión más equipada de la gama, también suma mucho a nivel estético, con sus contrastes de cromados en medida justa, el techo corredizo y pivotante, que es único en su segmento local, las barras de techo, los estribos de aluminio y las llantas de aleación diamantadas. Además, luces LEDs y estribos planos culminan de darle su impronta. A diferencia de algunos rivales, no ofrece de serie barra de protección tipo San Antonio. Por las mejoras implementadas, para Nissan la Frontier producida en Córdoba es la mejor alrededor del mundo, y en ello hay que poner énfasis en el fuerte desarrollo que la marca realizó a lo largo y ancho del país, incluso con vehículos de la competencia.

Todo el conjunto es muy armónico y, particularmente, en el color de la unidad probada, ofrece un equilibrio justo entre cierta dosis de elegancia y deportividad, si se me permite aplicarle estos calificativos a un (otrora) vehículo de trabajo. En la Frontier, se destaca una postura de manejo cómoda, aunque el volante sólo regula en altura. Tanto la calidad percibida, como el equipamiento de confort son favorables, aunque el diseño de algunos de sus comandos no muestra lo último en tendencia. Eso sí, en el interior se destaca la funcionalidad por sobre el estilo.

Tablero de instrumentos claro, con display central color.

Hoy, quien compra estas pick-ups tope de gama busca una solución polivalente en materia de calidad, con buenas prestaciones y seguridad. Casi casi, un vehículo invencible diría yo, que te permite afrontar todo tipo de situaciones. Además, cosa que no pasa con un SUV, hay beneficios fiscales, temas impositivos que impulsan la compra de estas chatas, con lo cual, todos salen ganando. Volvamos a la Nissan.

Además del Android Auto y Apple Car PLay la Frontier LE tiene cámara 360°.

En relación a su antecesora que venía de México, esta Frontier cordobesa ganó algunas cosas y perdió otras. Podríamos resumirlo así: sumó cierto refinamiento, se pulieron detalles que eran criticados en la mexicana y perdió en terminación o practicidad. Se simplificó como sucede con muchos productos del Mercosur, quitando ítems como el protector de la caja de carga (ahora opcional), y sus barras con ganchos corredizos, que era toda una novedad entre las chatas que se venden por acá.

Conexión para la «doble» y tecla para el control de descenso. No tiene bloqueo de diferencial.

Pero, por otro lado, agregó bastante en seguridad (viene con 6 airbags y ganchos ISOFIX traseros), aunque se queda corta, porque Hilux y Ranger ofrecen en toda la gama 7 bolsas, que incluyen la de rodillas del conductor, ausente en Frontier. También se «olvidaron» de sumarle el faro antiniebla trasero, otro elemento de seguridad importante, más aún en un vehículo con más chances de uso suburbano o rural.

Plazas traseras amplias. Hay salidas de climatización.

En cambio, agregaron el quinto apoyacabezas central trasero con su respectivo cinturón inercial de 3 puntos, tambores de freno posteriores más grandes, que representan un mayor poder frenante, gracias también a la reprogramación del ABS. Además, al chasis se le adosaron refuerzos y ganchos metálicos para optimizar su resistencia y practicidad de uso.

Butacas confortables. La del conductor con reglaje eléctrico.

Nissan mejoró también la insonorización interna, obteniendo un mejorado confort de marcha. Tal vez, una dirección con asistencia eléctrica, en vez de la hidráulica, hubiese logrado un nivel de comodidad aún mayor para el conductor, sobretodo a bajas velocidades. El trabajo de las suspensiones se muestra con un gran balance general y, además, aprovecha la implementación de un tren trasero que Nissan denomina como Multilink. En realidad, se trata de un eje rígido asistido por barras longitudinales y resortes helicoidales en reemplazo de las clásicas ballestas empleadas para todos sus rivales directos.

El motor 2.3 biturbo es de origen Renault. Viene de Europa.

El motor es un 2.3 litros de 4 cilindros, biturbo, de 190 caballos a 3.750 rpm. El torque máximo, de 450 Nm se encuentra parejo entre las 1.500 y 2.500 rpm. La versión probada, tiene caja automática de 7 relaciones, con opción manual. Es el mismo que la anterior que llegaba importada de México, aunque la mecánica se produce en Europa, ya que originalmente se trata de un bloque producido por Renault.

En el andar rutinario, la Frontier se muestra contundente, ofreciendo un favorable confort y un consumo bastante contenido. Sus prestaciones son acordes a la potencia, ya que desarrolla una velocidad máxima de 179 km/h, con una aceleración de «cero a cien» en 11 segundos, muy buen tiempo si además se agregan las recuperaciones: demora sólo 8 segundos para pasar de 80 a 120 km/h. Eso es gracias a que la caja de siete marchas presenta suavidad en el pasaje de velocidades pero, a la vez, una buena efectividad general. 

El precio de esta Frontier LE 4×4 con transmisión automática es de 2.817.400 pesos, a abril de 2020. Con la pandemia del coronavirus y los concesionarios cerrados al público los precios son, al día de hoy, un dato más. Sin embargo, la apuesta de Nissan siempre fue clara, posicionar a esta Frontier como una de las más convenientes de su segmento, poniendo sus mejores armas en precio o equipamiento, sea la versión que fuere.

Fotos: Martín Lübel

@mlubelphoto

 

Por Christian Kleinberg

Periodista y Arquitecto, escribo en Motorweb Argentina desde el 2009, año en que cree este sitio. Me fascinan los autos y todas sus derivaciones con 2, 4 o 6 ruedas. Soy de Buenos Aires, pero tambien viví en otros lugares del planeta. Entusiasta de los viajes, de los autitos en escala, de los clásicos y del buen diseño.

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