Si bien durante las últimas décadas los frenos de tambor fueron siendo reemplazados en muchos casos por sistemas de discos, la situación parece cambiar de cara a las futuras generaciones de automóviles propulsados por motores eléctricos.

Pero vamos un poco a situarnos un poco en la historia en sí misma. Los frenos se emplean desde la tracción a sangre, con un principio básico: la fricción. Inicialmente para detener un vehículo se usaba una pastilla como elemento de fricción, que hacía presión sobre una de las ruedas.

Los primeros frenos a varilla comenzaron a imponer el sistema de tambor, ya que esta tecnología podía multiplicar la fuerza aplicada mediante un pedal, gracias a una palanca ejercida por el mismo. Si bien con el tiempo han evolucionado, siendo más compactos y eficiente, la era del tambor estuvo cerca de darle paso al disco de freno, un sistema con mayor eficiencia, más que nada relacionada con la disipación del calor.

Los frenos a tambor están de vuelta

Sin embargo, nunca terminaron de erradicarse por completo. En muchos casos, por contar con un precio algo más reducido, pero en general debido a que los frenos de discos, principalmente, en el eje trasero, no ejercían una mejora considerable en la capacidad de frenado de automóviles de prestaciones modestas. 

Por ese motivo, parece que en el futuro inmediato volverían incluso con mayor fuerza. Es que los autos propulsados por motores eléctricos, tal el caso de la familia I.D. de Volkswagen, incorporan esta solución de serie, como también sucede en otros autos eléctricos modernos. 

Esto está apoyado por varios factores. Por empezar, los autos eléctricos necesitan mucho menos ingerencia del sistema de frenos de servicio, ya que se apoyan en la capacidad de retención de los motores eléctricos. Además, cuando los motores retienen energía están cargando a las baterías, por lo que los frenos de servicio pasan a un segundo plano. 

Sumado al menor uso, los sistemas de discos presentan un desgaste más prematuro: la tendencia de todos los autos eléctricos pasa también por reducir gastos y tareas de mantenimiento: por ende los frenos a tambor resultan más viables, ya que suelen durar, en promedio, el doble que un sistema de discos.

¿Qué pasará con los frenos a discos?

Esto además se fundamenta en que al emplear menos frenos durante el uso rutinario, las ventajas de los discos comienzan a hacerse menos notorias. Por ejemplo al emplear menos el sistema de frenos, menor será la tempratura de trabajo. Esto sustenta a que los tambores no se verán comprometidos.

Si bien los frenos de discos continuarán siendo los elegidos para automóviles de altas prestaciones, la tendencia indica que muy probablemente los autos eléctricos del futuro vuelvan a emplear un mejorado sistema de frenos a tambor (probablemente con respaldo eléctrico) como reemplazo de los discos. ¿Lo esperabas?

Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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