Prueba: Volkswagen Beetle 2.0 TSI Sport Cabriolet

Hace pocos meses atrás Volkswagen Argentina lanzaba la nueva generación del Beetle en nuestro país. Disponible en dos carrocerías, de techo rígido y convertible, probamos durante una semana la variante Cabriolet con motorización 2.0 Turbo de 211cv y caja DSG. El análisis completo de este irresistible producto, a continuación. Con fotos de Martín Lübel.

No es fácil meterse con un icono. Y menos aún, con el inmortal VW Escarabajo, que es una de la piedras fundamentales de la historia del automóvil mundial. Con más de 21.5 Millones de unidades fabricadas desde 1938 hasta 2003, el modelo fue también uno de los más longevos en mantenerse en producción en todo el planeta. Pero, los tiempos cambiaron y las necesidades también y la vida del Escarabajo se fue extinguiendo. Pero no tardó en volver, «remasterizado». Casi surgido en broma como ejercicio de diseño en el estudio de diseño y desarrollo de Volkswagen en California, se lanzó el proyecto “Concept 1” en 1994. El modelo final, con un diseño general inspirado en el Escarabajo original, vió la luz en 1998 y se lo bautizó “New Beetle”.

Distaba mucho del concepto mecánico y del tamaño original pensado más de medio siglo antes. Basado en la plataforma del Golf IV, ya tenía motor y tracción delantera, un tamaño mucho mayor y todas las características de confort y seguridad de un auto moderno. Su diseño lateral, sintetizado en tres arcos superpuestos que evocaban al perfil del auto originario, contaba con dos arcos pequeños para los guardabarros y el más grande resumiendo el habitáculo. El New Beetle fue automáticamente un éxito y con su simpatía logró mantenerse en venta durante casi una década.

Cuando llegó el turno de la renovación, Volkswagen pensó en como poder mejorar a su producto más “lúdico” de toda la gama. Utilizando una nueva plataforma (la PQ35, es decir la misma del Vento/A3/Leon anteriores) , con motores y cajas muy modernas, la marca se inclinó por un inevitable diseño exterior reconocible como Beetle, pero con otras proporciones. El exceso de redondez del modelo anterior se dejó de lado y se puso el foco en un aspecto mucho más masculino, con más presencia de aristas, con un techo más bajo, que junto a un ancho de carrocería mayor, hacen que se perciba al auto como más deportivo. Inevitable no caer en los descriptores como “mas musculoso”, “mas aplomado” para catalogar la nueva vida del Beeetle. Menos Pop y mas Vintage. Más nervio y mas presencia para este nuevo Volkswagen que pasó por nuestras manos.

O como bien lo resumió la mismísima marca en su campaña publicitaria, “Menos Flower, más Power”, haciendo contraposición al slogan del movimiento Hippie, tan asociado en su motorización al Escarabajo y a la Kombi de Volkswagen. Y por supuesto en un auto tan pasional, tan personal, que no podría faltar la variante Cabriolet. Sin renunciar jamás a su capota textil, el Beetle Cabrio 2.0 TSI Sport de nuestro test es un verdadero seductor. Con pocos detalles en cromado –lo suficiente para resaltar los gestos principales del diseño- el modelo en versión Sport (única disponible con carrocería Cabrio) se muestra deportivo, con un alerón trasero integrado a la altura de la línea de cintura y unas bonitas llantas de 17 pulgadas.

Ya de por si los convertibles tienen un aura especial. Potenciadores de egos y generadores de miradas ajenas de las más diversas, los descapotables llaman a vivir la movilidad de otra manera. Lo peculiar del Beetle Cabrio, es que pudimos experimentar en la semana que lo probamos que no quedan personas indiferentes a su simpatía y carácter, desde los niños, hasta la gente más grande, que posiblemente guarda en su memoria recuerdos de los Escarabajos originales cuando eran nuevos.

El techo textil de lona se integra perfectamente a la silueta del auto, manteniendo inalterado su reconocible forma. Con solo unos segundos de mantener apretado una tecla por encima del espejo retrovisor central, y la capota se destraba, abre y repliega detrás de los asientos posteriores dejando al descubierto las cuatro plazas del Beetle. Esta tarea se puede incluso realizar con el vehículo en marcha, aunque siempre por debajo de los 50 km/h.

El habitáculo del auto es mucho más fiel al Escarabajo original que el New Beetle. El anterior no tenía nada que ver con la impostación originaria del Escarabajo, y molestaba sobretodo su pronunciada profundidad hasta la base del parabrisas, necesaria para absorber la inclinación del cristal que hacia el juego mencionado de los tres arcos a nivel diseño. Tenía guiños al diseño del auto originario, pero en esta nueva edición, los muchachos de VW han sabido astutamente mover las fichas para lograr un menor desperdicio de espacio interior en ese sector frontal del auto.

Ahora, la plancha es bastante vertical y retoma la distribución similar al modelo patriarca, que viene como anillo al dedo para resolver, entre otras cosas, la integración de una radio de tamaño doble Din con una generosa pantalla táctil de 7 pulgadas que queda bien a la mano del conductor y a una altura muy visible. Toda la plancha es recorrida de lado a lado por un inserto plástico de color, que en nuestro modelo tenia un estampado símil fibra de carbono.

En otros mercados o configuraciones, ese inserto puede ser de color del auto o algunas otras fantasías, como madera. Incluso hay una pequeña guantera frontal, delante del acompañante, que se rehace a la guantera originaria. Por supuesto, debajo de esta hay otra gran guantera, que resuelve lo funcional, pero como perderse la oportunidad de poner esa pequeña guanterita en el frente de color de la plancha?

El cluster de los relojes es moderno y simétrico, concentrado en tres esferas superpuestas entre si, que me hicieron recordar – y disculpen el exabrupto- a como están superpuestos los relojes en los Porsche 911, solo que en vez de ser seis o siete elementos, aquí son solo tres. Y no es casualidad que el Beetle quiera «colgarse» de gestos o aires que recuerden al también mítico -y familiar lejano-, el 911.

El nivel de información disponible en el tablero es muy Volkswagen y ofrece lo mismo que cualquier Vento, Passat o Tiguan actuales, a excepción de la aguja de la temperatura del motor, que se reemplaza por la información digital en el display y que muestra con precisión los grados del agua de enfriamiento y también los grados a los que está el aceite del motor. Igual preferimos la aguja tradicional que de un vistazo, muestra lo necesario. Comandos de climatización, llave de luces giratoria, climatizador de doble vía automático, todo está en «idioma VW» y en general no hay muchas quejas por este lado. Todo es fácil e intuitivo para manejar.

Otra mejora de esta nueva generación de Beetle es que las contrapuertas pasan a tener un diseño mas funcional. Se suman apoyabrazos con manija tiradora tradicional, y en la puerta del conductor, están correctamente ubicadas las teclas de los cuatro levantacristales, mucho más fáciles de usar que en el modelo anterior. Como curiosidad de esta versión Cabrio, al del conductor, además de ser “one-touch”, si la mantenemos apretada por más de 10 segundos, bajará automáticamente el resto de las ventanillas para rápidamente dejar todas abertas. Las plazas delanteras son muy comodas, con butacas de impecable sujeción. En esta unidad, la tapicería interior en color beige contrastaba elegantemente con la carrocería negra y viendo al Beetle con el techo abierto, ese contraste se luce vistosamente.

Las plazas traseras ya son mas de compromiso y servirán para trayectos cortos o para jóvenes y niños que no tengan reparos en contorsionarse un poco. El vano que debe recibir la capota cuando se repliega, se cobra un volumen no solo del baúl, si no también de las plaza traseras. Estas quedan con un respaldo bastante vertical y poco espacio para las piernas de los pasajeros posteriores. Son solo dos lugares, cada uno con su cinturón inercial de tres puntos y su apoyacabezas regulable en altura.

2014-09 TEST VW Beetle Cabrio Motorweb 101 Llega el momento de ponerse en movimiento y por supuesto tuvimos que repetir las pruebas tanto con el techo abierto como con el techo cerrado. La percepción no es la misma y queríamos experimentar cuanto variaban nuestros sentidos al aire libre. El motor, el muy conocido y mutipremiado 2.0 TSI que se aplica a una variedad de modelo del grupo VW, suena ronco y agradable. Se trata de la última evolución de este motor, el EA888, que ya es cadenero, y que ofrece en esta variante nada menos que 211cv, con un buen torque máximo de 280Nm desde las 1.700rpm.

Combinado con la rápida caja automática de doble embrague DSG de 6 marchas, el combo motor-caja no podría ser mejor, tal vez uno de los mejores hoy en día entre todos lo que pueden ofrecer los constructores generalistas. Ágil y rápido, el único límite de esta motorización está en el chasis del Cabrio, que como todo descapotable, muestra su menor rigidez torsional si lo comparamos con su modelo hermano de techo duro. Con levas la volante, techo abierto y el aire corriéndonos por todos los costados, el motor turbo pide mas y mas y es imposible resistirse a no divertirse mucho en este Beetle Cabriolet Sport.

Con la capota y los vidrios cerrados, la sensación es más contenida y nos da la impresión de menor distracción, si es que nos empeñamos en una conducción veloz. Pero, si nos encontramos con una calzada ondulada nos daremos cuenta que al auto le falta el techo metalizo como contrapunto estructural en su rigidez. Si bien se lo nota solido y sin vicios en el asfalto sano, cuando el piso se torna irregular, este Beetle, como cualquier otro descapotable de 4 plazas, nos recuerda su condición de auto abierto. En líneas generales, buena aislación de la capota cuando esta cerrada, y aunque si bien no es tan hermético como un auto de casco enterizo, nos pareció mejor que otros convertibles que manejamos últimamente, tanto a nivel ruidos como a nivel temperatura.

Las suspensiones además son rígidas, bien orientadas al manejo deportivo, más parecidas a las de un Golf GTI, que a las de un auto de paseo. Es entendible que desde lo comercial, el Beetle Cabrio Sport como el tope de gama de la familia Beetle en Argentina orezca todo lo mejor que puede ofrecer el modelo, pero tal vez una configuración menos deportiva no hubiera estado mal considerando que en realidad es un auto mas para el disfute de paseo que para el contexto del manejo deportivo. Los frenos, con 4 discos, delanteros de 312mm y traseros de 288mm, cumplen a la perfección son su tarea.

El consumo del Beetle Cabrio Sport es coherente con el tipo de vehículo. Claramente quien lo compre no lo hará motivado desde lo racional, así que los 8.5 litros cada cien kilómetros recorridos en ciudad no moverán la aguja de la decisión. En autopistas, a 130 km/h constante y girando en sexta marcha a 3.000 rpm, el consumo nos dio 7.1 litros cada cien. Impecables la aceleración –en modo Sport de la caja DSG- de solo 7,5 segundos para el 0 a 100 km/h y una velocidad máxima declarada de 229 km/h.

El nivel de equipamiento del Cabrio es uno solo y es bastante completo. Tiene tapicerías en cuero, volante multifunción con levas de cambios, computadora de abordo, cruise control, faros de bi-xenon, luces de LED delanteras de marcha diurna, equipo de música con CD/mp3, entrada auxiliar en la guantera (aunque sin toma USB, requiere un adaptador) pantalla táctil de 7 pulgadas, asientos delanteros calefaccionados y regulables en altura, apoyabrazos central rebatible, pack eléctrico, sensores de estacionamiento acústicos y graficados en pantalla, y conexión para telefonía con Bluetooth, entre otros. Nos queda debiendo el navegador con GPS, la cámara de retroceso, lavafaros y espejo retrovisor electrocrómico (antideslumbrante automático).

A nivel seguridad, el Beetle Cabrio Sport cuenta con doble airbag frontal, airbag delanteros laterales de tórax, que son más grandes que los comunes, ya que cumplen la función doble, de airbag de cabeza también, al no tener posibilidad de desplegar airbags de cortina de la capota. Como dijimos está homologado para cuatro pasajeros, cada uno con su debido cinturón de 3 puntos y apoyacabezas regulable, más dos juegos de ganchos ISOfix en las plazas traseras. Suma como protección antivuelco, dos barras ocultas detrás del respaldo de los asientos traseros.

De hecho, este dispositivo antivuelco es en parte responsable de que los respaldos traseros están tan erguidos. Las barras se disparan y se posicionan en apenas milisegundos, cuando los sensores del auto detectan que hay una inclinación excesiva en la carrocería y que el vuelco es inminente. Completa la dotación de seguridad con sistema ABS de frenos, control de tracción ASR y estabilidad ESP, faros antinieblas delanteros y traseros.

El baúl del Beetle claramente es un espacio simbólico. Entre el espacio reservado a la capota, el espacio de las barras antivuelco y la escasa boca de carga que queda como resultante del formato del auto, el espacio de carga no es el mejor. Con 225 litros de capacidad, puede ampliarse rebatiendo desde el baúl los respaldos simétricos del asiento trasero, mediante unas manijas situadas a los costados del baúl. Bajo el piso del baúl, hallamos el buche de la rueda de auxilio, que en nuestro caso no estaba presente. En las unidades que se vendan en Argentina traerán rueda de auxilio, pero temporal, una solución que tampoco es de nuestro agrado, aunque dudamos que se pueda meter con facilidad una rueda de 17 por esa boca de carga.

No quedan dudas de para quien es esta versión Cabrio del Volkswagen Beetle. Es para todos aquellos que puedan y quieran darse el gusto de comprarse un auto que les dé el placer de tener un convertible de alta calidad, buen diseño e incuestionable atractivo. Un icono repensado para nuestro tiempo y con todas las virtudes de un auto bien fabricado. Su precio al momento de publicar esta nota es de 617.310 Pesos. También hay una versión con caja manual de sexta por 589.870 Pesos. Lamentablemente golpeado por los impuestos internos el Beetle Cabrio esta disponible en ocho colores y puede pedirse con caja manual de sexta o automática DSG. La garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros.