Prueba: Chevrolet Spark LT

El Chevrolet Spark es uno de esos productos que enamoran una vez que se prueban y comprueban sus dotes netamente citadinas. Presentado en Marzo último con bombos y platillos, el Spark 1.2 LT pasó por nuestras manos y éstas son las conclusiones que sacamos luego de casi 1000 kilómetros recorridos con el chiquitín coreano.

No me quedan dudas, el autito es genial. Con un diseño exterior simpático y llamativo, que se despega del estilo anónimo de su antecesor, el nuevo Spark arranca miradas por todos lados. Su pulposa trompa, sumada a una original y marcada línea de cintura, y un remate posterior que también llama la atención, hacen de este 4 puertas de solo 3.64 metros de largo un modelo para amar o no. No hubo medias tintas entre quienes nos preguntaron por el Spark. Su lateral se confunde con una coupé, ayudado por el efecto de las manijas traseras escondidas sobre el parante trasero y la línea de cintura que sube rápidamente hacia la cola del auto.

Adentro del habitáculo el planteo “diferente” también se manifiesta, especialmente en el clúster del tablero, que está montado sobre la columna de dirección. Con aspecto de tablero de moto más que de auto, es práctico de leer y con toda la información necesaria. Tal vez el cuentavueltas digital sea un poco más complicado de leer, pero al cabo de unos días uno termina acostumbrándose. Igual, no hay como el dial redondo y una aguja para seguir con la cola del ojo las vueltas del motor. Los plásticos son de acabado correcto, aunque todos duros. Si bien no se manifestaron crujidos ni grillos de ninguna clase, un poco más de detalle en el tacto de los materiales no vendría mal. Y digo al tacto, porque al ojo todo es agradable y bien balanceado, con apliques del color de la carrocería, que le dan un cierto aire alegre y fresco al habitáculo, cortando la presencia de tanto plástico gris oscuro. En líneas generales es un auto solido, compacto. Se nota que está bien armado.

La posición de manejo es muy buena, al menos para alguien como yo de 1.75m de altura. El volante queda en posición bastante vertical y tiene muy buen grip. Curiosamente, uno logra una posición de conducción que parece más de un pequeño deportivo que de un utilitario urbano. No creo que haya otro auto pequeño que ofrezca tan buena posición de manejo, donde la espalda y la cabeza quedan bien sujetadas y contenidas. Atrás, las plazas son cómodas para dos adultos y afortunadamente posee tres apoyacabezas regulables en altura y tres cinturones inerciales de 3 puntos, ítems que solo encontraremos en otros pequeños importados del segmento, pero en ningún competidor Mercosur. Un quinto adulto, en el medio de la plaza trasera, va a poder disfrutar solo de viajes cortos.

Los comandos del interior quedan todos a mano, aunque el comando de los espejos eléctricos está un poco lejos de la mano, obligándonos a despegar la espalda del respaldo para llegar a él. Se lo perdonamos, visto que uno no anda accionando ese comando a diario…. Muy cómodo el gran dial del volumen en el equipo de música, que además de leer CD con mp3, tiene entrada auxiliar más una toma USB. Tiene muchos espacios portaobjetos, dos posavasos delanteros, más otro trasero central, y guantera cerrada. Incluso en cada contrapuerta delanteras entra una botella de 1.5 litros.

El equipamiento es bueno, e incluye a nivel confort, aire acondicionado, cuatro levanta cristales eléctricos, cierre centralizado a distancia (incluido en la llave), retrovisores eléctricos, apertura del baúl desde el habitáculo, volante regulable en altura. Buena nota para el rubro seguridad, ya que la única versión comercializada trae se serie doble airbag delanteros, frenos ABS con repartidor de presión, faros antiniebla delanteros y traseros (otro rubro en el cual se despega de sus competidores Mercosur), además de los 5 apoyacabezas regulables con sendos cinturones de seguridad inerciales de 3 puntos. Lo que ya no puede ser es que los autos vengan sin conexión bluetooth para el celular. A esta altura, lo podemos considerar un faltante de seguridad más que de confort. También tiene cinturones delanteros regulables en altura, otro aspecto poco común en sus competidores regionales.

El motor del Spark es un cuatro cilindros, con 1.2 litros de cilindrada y 81cv, que lo mueven con soltura en el transito citadino. Con tapa de 16 válvulas, entrega su torque de 111Nm a 4800rpm. Claramente se trata de un auto pensado para la ciudad, donde gracias a sus relaciones de caja y su motor, y ayudado por su compacta carrocería, se cuela en todos los recovecos del tránsito con total comodidad, haciendo de las horas pico un campo de juego entretenido. Pero así como uno siente que encuentra el remedio a los embotellamientos, también se da cuenta, en autopistas y rutas abiertas, que el Spark no está pensado para viajar muy lejos de casa. Si bien en ralentí es silencioso, ya rodando a mas de 100/120km/h el ronroneo del motor se hace bien presente, dando a pensar si uno se largaría a hacer un largo viaje a bordo del Spark. Su silueta alta, con grandes laterales, hacen que sea un auto sensible a los vientos laterales, cuando los hay.

La potencia es suficiente y no tiene prestaciones que envidiarle a cualquier auto chico Mercosur, pero la mezcla entre su formato de carrocería y las sensaciones de manejo, hacen suponer a priori que uno no podría encarar unas vacaciones a bordo del Spark. El comando de caja es de muy agradable tacto, con las primeras marchas bien cortas, que lo hacen reaccionar muy bien en las calles de la ciudad. Una gran sorpresa fue la elasticidad del motor, que retoma sin quejidos, incluso si doblamos distraídos una esquina en tercera. A nivel frenos, el tacto es bueno y el poder frenante nos dejó conformes por el tamaño del auto. Por supuesto que con cuatro adultos a bordo se extraña el no tener unos discos traseros que le den más contundencia al frenado.

Las suspensiones son firmes, pero bastante más cómodas que lo podríamos suponer vistas las llantas de 14 pulgadas en neumáticos 155-70. El andar en ciudad es equilibrado, ya que no es demasiado blando como para evitar esa sensación de flotación que dan otros autos chicos, y tampoco es muy rígido como para andar sufriendo nuestras derruidas calles.

A nivel consumo, el Spark cumple con su cometido urbano: se lleva solo 6.8 litros cada 100km recorridos y en ruta baja a míseros 4.4l/100km. Menos mal que es así, puesto que el tanque de nafta tiene solo 35 litros de capacidad.

La capacidad del baúl es limitada y aquí es donde reconfirmamos que se trata de un auto netamente urbano. Una valija mediana y una mochila colmaron la capacidad. Bien por el interior del baúl completamente alfombrado y con luz interior. De todos modos no creo que sea muy criticable el tamaño del baúl en vistas de su espíritu urbano. Bajo la alfombra del baul, hay una pieza de polipropileno expandido que contiene criquet y herramientas y bajo éstos, el auxilio, de tipo temporal.

En resumidas cuentas, el Spark LT es un auto perfecto para quien se mueva dentro de las áreas más densas de una ciudad. Es cómodo, ágil, muy económico y está bien armado. Tiene un buen equipamiento de confort y casi todos los ítems de seguridad que se le pueden pedir al segmento. Tiene una sola contra: el precio. A 75.520 Pesos, el Spark es un poco caro para el tipo de auto que es. Si bien cumple con todo, hay un tema de tamaño/formato que lo traiciona. Pese a esto, se lo recomendaría a cualquiera.