El Fiat 600 fue un auto que revolucionó la industria automotriz nacional. Fue la primera movilidad de muchos argentinos, debido a un combo nunca antes visto: era económico y sencillo, y estuvo impulsado por una pujante industria nacional, de la mano de Fiat Concord, con métodos de comercialización y facilidades nunca antes vistas. Pero en el resto del mundo, éste modelo también tuvo sus particularidades. 

El 600 nació en 1955 como el primer Fiat de motor trasero. Estrenó una nueva generación de autos chicos, con capacidad para cuatro ocupantes. Su desarrollo, gestado por Dante Giacosa, había llevado años, e incluso estuvo a punto de ser lanzado con un motor de dos cilindros, para reemplazar al Fiat 500 Topolino, fabricado desde 1936. 

Si bien el 600 que todos conocemos fue exitoso y revolucionario en Italia, donde se produjeron algo más de 2.6 millones de unidades, fue mucho más afamado en otros mercados en los que se fabricó, siempre bajo licencia Fiat: España (Seat 600), Yugoslavia (Zastava 600) o incluso Argentina, fabricado por Fiat Concord. También se produjo en Alemania por NSU.

Fiat 600: el pequeño que revolucionó la industria 

Pero lo cierto es que en Italia la revolución de los autos chicos la hizo el 500 de 1957, o mejor conocido como Nuova 500, ya que llegó para reemplazar al Topolino original. ¿Sabías entonces que el 500 es más moderno que el 600?

A pesar de su poca diferencia desde su concepción, si lo analizamos fríamente el diseño del 500 es claramente más moderno. Su aspecto es más estilizado, bonito. Se veía más simpático y compacto que el 600, con un precio de partida inferior. A cambio de eso, su potencia era escasa y su espacio interior incluso más pequeño que en el 600. Pero eso no hizo mella en la aceptación del público en Italia: del 500 se produjeron 3,8 millones de unidades hasta 1975. El 600 se produjo hasta 1969. 

Fiat 500: ¿Símbolo de Italia?

Aquí entran a jugar respuestas bastante más pasionales. Si bien el Fiat 600 tuvo buena aceptación en su país de origen, lo cierto es que no trascendió de la misma forma que el 500. Es que el más pequeño tenía todo lo que el público italiano pedía en un auto económico, aunque no le sobraba nada. 

El 600 en cambio tuvo mayor aceptación fuera de Italia, no solo en Argentina, sino también en España, Yugoslavia o incluso otros mercados como, por ejemplo, el ruso. Y es que ciertamente el 600 era «más auto» por poco más dinero, lo que lo hacía más redituable, e incluso versátil. Por eso el 500 no llegó a producirse fuera de Italia en grandes volúmenes, salvo en Austria, o en Alemania por NSU, con producción CKD. 

Desde ese momento, Fiat entendió que no todos los compradores buscan lo mismo en un auto, y que aunque las diferencias sean escasas, el secreto del éxito está en saber satisfacer las necesidades de cada sociedad. Si eso lo trasladamos a la historia moderna de la marca italiana podríamos establecer un paralelismo que habla de la regionalización vista por un lado en Europa y por el otro en Sudamérica, centralizada en Brasil. 

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Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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