Desde que los SUVs se han masificado globalmente en nuestro mercado han aparecido nuevas opciones, cada vez más atrayentes y competitivas. Claro que en segmentos digamos más populares o masivos. Aquellos SUVs medianos como la Ford Kuga, que en otros mercados son muy demandados, aquí entran en un rango de precios algo más elevados, en parte también por tributar diversos impuestos. Por ello, las marcas supieron aprovechar el beneficio que reduce parte de los impuestos a los vehículos “verdes”. Aquí, la prueba a la estrella híbrida del óvalo, elegida también como Auto del Año 2020 en su categoría.

Tal como lo hizo Toyota con la actual generación de Rav4 en 2019, la Kuga llegó únicamente con opción Híbrida, en este caso en particular en plena pandemia del coronavirus. Se trata de la tercera generación de Kuga en arribar a nuestro mercado, aunque es la primera que lo hace importada desde los Estados Unidos. En realidad, allí se produce y comercializa bajo la denominación Escape. ¿Les suena? 

Para nuestro mercado se reservó la nomenclatura europea del SUV basado en la plataforma del Focus IV. Y al igual que sucede con la cuarta generación del mediano, las líneas adquirieron trazos más redondeados. 

Se destaca una parrilla frontal sin exageraciones, aunque en posición elevada. La trompa está bien marcada, y las ópticas son de gran tamaño. El color azul de la unidad de prueba resaltaba por demás un diseño que probablemente no sea de los más jugados, y que tampoco transmite lo que sí ocurría con la primera generación de Kuga, lanzada en Argentina en 2009. 

Tal como sucede con muchos otros diseños contemporáneos, la línea de cintura parece agacharse en la parte central, creando un aspecto de mayor musculatura y solidez visual. En esta versión SE las llantas son de color negro brillante y en diecisiete pulgadas. La Titanium, recientemente lanzada, monta neumáticos de dos pulgadas extra, junto con diversos detalles específicos. 

El hecho de ser producida en los Estados Unidos hace que llegue a nuestro mercado con la configuración americana. Esto se deja entrever en las luces laterales de advertencia, ubicadas dentro de cada una de las ópticas. El remate posterior está a tono con el resto del vehículo, e incluso puede que su formato haga pensar que es más compacta de lo que realmente es.

Su carrocería mide 4,58 metros de largo. Tiene 1,88 metros de ancho y una distancia entre ejes de 2,71 metros. Esto le permite contar con un habitáculo muy propicio para que cuatro, o hasta cinco ocupantes adultos puedan viajar con relativa comodidad. El tapizado en esta versión es de tela. 

La posición de manejo entrega una marcada sensación de tecnología de a bordo. Se destaca el tablero digital, compuesto por una pantalla de 12,3 pulgadas, que puede configurarse de diferentes maneras. Cuenta con cinco modos de manejo, seleccionables a través de una tecla, que altera el diseño del tablero, pero por sobre todas las cosas, modifica la forma en la que el conjunto híbrido, y sus elementos secundarios como la dirección y transmisión, entregan su potencia.  

La pantalla central monta el sistema multimedia Sync de tercera generación, con la posibilidad de enlazar teléfonos via Android Auto o Apple CarPlay. La funcionalidad del sistema en general, si bien primero requiere de cierto acostumbramiento, termina siendo muy agradable de usar.

El diseño de la plancha de a bordo es bastante minimalista, aunque no por ello olvida los comandos básicos, ya sea de climatización, como los botones físicos para la radio. Sin embargo, ambos sistemas pueden ser operados también a través de la pantalla central. La calidad general nos remite a un vehículo del segmento medio. 

Si bien es muy amplio (518 litros), el baúl tiene una característica que se empieza a ser cada vez más común en los SUVs y es la ausencia de un divisor que deje oculto lo que llevamos en el sector de carga. En este caso esto se minimiza con los vidrios laterales y luneta, que vienen polarizados de fábrica o, mejor dicho, tintados. La rueda de auxilio es temporal. 

Una vez en funcionamiento, al apretar el botón de encendido, nada parece suceder. A través de un “Ready” el tablero nos avisa que estamos preparados para conducir. Al colocar el selector circular de marchas en Drive, y soltar el freno, el movimiento comienza a hacerse realidad. El motor de combustión no será utilizado hasta que se presione con un extra de presión del pedal del acelerador. 

Ante una conducción convencional será inevitable que el motor naftero de ciclo Atkinson se ponga en funcionamiento. Sin embargo, se detiene cada vez que soltamos el pie del acelerador. Cuando la Kuga circula con el “envión” las baterías se recargan, ya que la misma transmisión funciona como generador de energía. Es el principio básico de los sistemas híbridos. 

En este caso, el motor térmico es un 2.5 litros de cuatro cilindros en línea, que entrega una potencia de 165 caballos de fuerza. Junto a un motor eléctrico de 130 caballos, pueden desarrollar una potencia máxima de 203 CV combinados. Si bien la marca no anuncia el torque total, este es muy superior al que puede entregar un motor naftero aspirado y de esta cilindrada.

Prueba de ello son las prestaciones. En esta versión SE, con tracción delantera (la Titanium tiene tracción integral) la aceleración de cero a cien km/h la realiza en 8,1 segundos. Mientras que para cubrir los mil metros con partida detenida, necesitó 29 segundos. A su vez, la velocidad máxima supera los 190 km/h, con cifras de elasticidad muy correctas, que dan sensación de poder al intentar superar a un vehículo más lento. 

Todo esto va acompañado de un consumo literalmente sorprendente en la ciudad. En tramos urbanos, donde el motor de combustión se detiene cada vez que no se le solicita potencia, el rendimiento promedio está en el orden de 6 litros cada cien kilómetros. Es decir, gasta mucho menos que un auto chico con motor de un litro y un tercio de la potencia. 

En ruta la situación es un tanto diferente, ya que en tramos abiertos el motor de 2.5 litros tiene que estar en marcha, entregando potencia casi todo el tiempo. A pesar de ello, a 100 km/h consume unos 7 litros cada cien kilómetros, que se elevan a unos 7,9 litros circulando a 130 km/h. Sin dudas que en ruta también resulta económica, aunque no tanto como en la ciudad. 

En cuanto a suspensiones, el eje trasero independiente entrega un andar confortable, que sumado a los neumáticos 225/65, es decir, con perfil relativamente alto, puede absorber bien los diferentes accidentes viales que podamos llegar a enfrentar. El frenado en la unidad de prueba no transmitió la mejor sensación a la hora de un panic stop, tendiendo a estirar el recorrido y a sobrecalentar el sistema ante reiterados intentos.

En materia de confort, la Ford Kuga Híbrida SE no puede lucirse con detalles de tope de gama, como sí ofrece la Titanium. En este caso, tiene elementos básicos disponibles dentro del segmento y algunos extra. Por ejemplo, acceso sin llave, asiento del conductor con reglaje eléctrico, butacas delanteras calefaccionadas, climatizador automático de una vía con salidas traseras y control de velocidad crucero.

También entrega algunos gadgets típicos de la marca del óvalo, como la apertura de puertas con código numérico o el mencionado sistema Sync 3. Los faltantes de esta versión pueden encontrarse en la Kuga Titanium. Entre ellos, el techo corredizo panorámico, los sensores de estacionamiento delanteros y traseros, el climatizador bizona, el espejo interior electrocrómico, cargador inductivo de celulares, tapizado de cuero, entre otros.

Si hablamos de seguridad, la Ford Kuga Híbrida SE llega a la Argentina con seis airbags, sistema de mantenimiento de carril y alerta de pre-colisión frontal. La Titanium le agrega el pack completo del Ford CoPilot 360. Está compuesto por control de velocidad crucero adaptativo y sistema de frenado autónomo de emergencia con detección de peatones, entre otros. 

A esto se le agregan los sistemas desde ya provistos de serie, como el control de estabilidad y el asistente de arranque en pendientes, alerta de baja presión de neumáticos, control dinámico de torque en curvas y demás. 

Si bien la nueva Kuga llegó en un momento complicado, de acuerdo a información de la marca, fue muy bien recibida. Incluso el primer embarque se agotó rápidamente, lo que motivó a ampliar la oferta con la versión Titanium, que es unos 8.500 dólares más costosa.  

Precio

u$s 48.400 ($ 4.162.400)

Garantía: 3 años o 100.000 kilómetros (8 años o 160.000 componentes híbridos),

Nos encantó de la Ford Kuga Híbrida SE

La entrega del sistema híbrido

El reducido consumo, principalmente en ciudad

Su confort general y el agrado de uso

El tablero de instrumentos y la simplicidad de algunos comandos

Su evolución tecnológica

Que no le perdonamos a la Ford Kuga Híbrida SE

La rueda de auxilio temporal

Su selector de marchas circular y poco convencional

Algunos faltantes de equipamiento (SE)

Las luces delanteras halógenas

Un despeje delantero algo limitado

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Por René Villegas

Periodista y fanático de los autos y el automovilismo desde que tengo uso de razón. Colaboré en las revistas Auto Plus y Parabrisas, y desde 2019 edito Motorweb Argentina.

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