Siempre que hablamos del Porsche 911, ha existido un especialista que se ha dedicado a mejorar en cada aspecto al modelo más icónico de la marca de Stuttgart. El primero que viene a la mente puede ser el bávaro RUF, con el famoso Yellowbird a la cabeza; pero hace un par de años que un pequeño taller en California se impuso en boca de todos a partir de un trabajo artesanal con una calidad exquisita.

Singer Vehicle Design es el monstruo salido de la mente de Rob Dickinson, quién deseaba un 911 que reuniera lo mejor del pasado y del presente, con la delicadez de la generación original, el pedigree deportivo de los 930, la solidez de los 964 y la sofisticación de los 993, pero con la tecnología y el refinamiento de las generaciones recientes; utilizando como base los 964 de fines de los ‘80. Su resultado fue el 911 reimagined by Singer, basándose en los pilares de restaurar, reimaginar y renacer, presentó un “restomod” construído con materiales como carbono o titanio, con una altísima calidad de fabricación y terminación, que ha recibido halagos de cada medio motor alrededor del mundo debido a su conjunción del manejo old school, con un estilo digno de exhibir en una galería de arte.

En Agosto de 2017, Singer anunció una colaboración con el equipo de Williams Advanced Engineering (una división de ese Williams) para desarrollar un motor boxer de cuatro litros, seis cilindros, aspirado y con una potencia cercana a los 500hp, unido a una caja manual de seis marchas; que sería montado en un nuevo Singer. Algo así como “¿Qué tal si un Porsche 911  clásico es preparado por un equipo de F1?”

Meses después se supo que éste sería diseñado por el alemán Daniel Simon, responsable del diseño de vehículos para películas como Tron: Legacy, Oblivion, Capitán América y del futuro Roborace; y sería una producción limitada de 75 unidades de esta colaboración formada por un verdadero dream team: Además de Williams; BBS, Brembo, Michelin, MOMO y Recaro, se unirían al desarrollo de este vehículo, realizando piezas exclusivas; como también Hans Mezger y Norbert Singer, desarrolladores de Porsche en la década del ‘60, quienes aportarían sus opiniones al proyecto.

Tras meses de pruebas con un vehículo en manos de Chris Harris y del piloto Marino Franchitti, colaborando en el desarrollo dinámico; Singer anunció que aprovecharía el famoso Goodwood Festival of Speed para presentar a esta nueva criatura, fabricada completamente en magnesio, carbono y titanio; logrando un peso menor a los 1000 kg. El DLS es lo más cercano a un GT3 RS que Singer puede brindarle a sus clientes. A casi un año del anuncio inicial, el “Super Singer” finalmente está entre nosotros; o al menos entre los asistentes al festival, o aquellos que ya hayan sacado la jugosa suma de 1.8 millones de dólares para ponerse detrás del volante de, quizás, el mejor 911 jamás hecho.

El diseño de Simon -inspirado en uno de los 911 más deseados, el Carrera RSR de 1973-, presentado en Agosto se mantuvo intacto, con un exterior haciendo especial hincapié en la refrigeración del flat-six, como por ejemplo los cristales laterales, reemplazados en casi en su totalidad por una toma de aire, o el paragolpes trasero, que descartó el lugar del portapatentes por una malla acanalada cuya principal función, además de dejar ver los escapes, es disipar el calor emitido por los mismos. El icónico ducktail era una obligación en el diseño del auto, pero para esto, debía ser funcional.  La gente de Williams se encargó de que esto fuera así, logrando que funcione en conjunto con el diseño del techo y la luneta del auto.

Las llantas son 18” con centerlocks, hechas en magnesio por BBS, quienes nunca habían fabricado Fuchs; y están envueltas por las Pilot Sport Cup 2 de Michelin, desarrolladas para el DLS cuya pisada trasera es 295. Haciendo de éste, un auto muy ancho.

El interior ha subido la vara en lo que han sido las restauraciones o reimaginaciones de Singer hasta ahora, llevándolo a unos niveles cercanos a algo imaginado por el mismísimo Horacio Pagani, repleto de cuero y fibra de carbono, especialmente en el volante MOMO fabricado especialmente para el auto, o con detalles exclusivos como el oro en el cuentavueltas, el diseño de los asientos Recaro o el accionamiento de la selectora a la vista.

Sin dudas, este DLS es un vehículo para disfrutar hasta el último detalle, como todo lo que ha hecho Dickinson y la gente de Singer hasta ahora, donde todo es importante. 75 unidades de esta obra de arte con ruedas / track-weapon podrán parecer pocas, pero si tenemos en cuenta de que recién han llegado a su unidad reimaginada número 100, tenemos DLS para rato (aunque nos hayan contado un pajarito que las 75 ya estarían «ubicadas»).

Por Pablo Brienza

Siempre atrás de los autos o de las motos, desde los 3 años que aprendí a leer con una revista Parabrisas. En contra del manejo autónomo, a menos que sea para controlar taxis y colectivos. Cada día entiendo menos cómo dan los registros de conducir. Si no estoy disponible probablemente esté en un recital o comprando discos.

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