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Si ya habíamos quedado encantados cuando probamos el Fiat 500 Sport el año pasado, ahora llegó el turno de probar este simpático exponente de La Nueva Fiat, con techo convertible de lona y caja automática de 6 marchas. A continuación, todas nuestras impresiones, a favor y en contra de este pequeño cabriolet urbano. Fotos por Martín Lübel.

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La remake no era tal si ademas del tamaño reducido y el espíritu itálico intacto, no ofrecía una versión «a cielo aperto» como le gusta a los tanos y como supo tener el 500 original que salió a finales de los años ’50. El Fiat 500C, cuya C está por «Cabriolet», llega ya desde hace algunos meses a nuestro país importado desde México, en reemplazo de la precedente versión descapotable que venía de Europa. Ahora, menos penalizado por los impuestos locales gracias al acuerdo comercial con el país azteca, el 500c ofrece una opcion muy razonable para quien persiga este nicho tan particular e irresistible de vehículos: los convertibles.

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Atractivo y seductor, este gurrumín italo-americano no pasa desapercibido en ningún lado. La gente -TODA- sucumbe ante su mezcla de simpatía y encanto elegante, que se destaca aun mas en esta versión, que está basada en el nivel de equipamiento Lounge del 500, es decir, el mas orientado hacia una elegancia clásica. Con sutiles insertos cromados en los paragolpes y las carcasas de los retrovisores, sumado a una capota contrastada en tono con el color que se elija para la carrocería, el 500c es un autentico icono de diseño. Hay tres colores de capota (rojo oscuro, beige y negro), que se combinan con los colores de carrocería y de la tapicería, que puede ser en tela o cuero. De innegable personalidad, sus lineas son armoniosas aun con la capota replegada y mantiene  el planteo original del 500 descapotable de hace medio siglo, es decir, que restan invariados los laterales en chapa del auto siendo solo la tira central del techo y la luneta trasera las que se ven afectadas en el modo descapotable. Esto tienen ventajas y desventajas.

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Claramente a nivel seguridad, el auto mantiene su rigidez torsional prácticamente intacta y ademas permite que no se hayan tenido que modificar o quitar bolsas de aire de cortina, que de despliegan desde el dintel de la puerta. El hecho de mantener también las puertas de la versión cerrada hace que los burletes sean mas confiables y duraderos. Pero, como todo convertible, a capota cerrada la aislación acústica no es la ideal y la primera sensación que uno tiene al subirse a un 500c por primera vez, es la misma que subir a un auto y sentir que hay alguna ventanilla abierta por mas que esté todo cerrado. El ruido se filtra, pero poco importa con el 500C. El auto es un magneto para las sonrisas, propias y ajenas. Sus lineas retro, pero a la vez perfectamente actuales, se destacan en la ciudad, tanto con el techo abierto como cerrado.

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El techo corredizo se acciona desde una tecla en el plafón central sobre le espejo retrovisor y se pueden elegir varias posiciones de apertura. Desde un pequeño corrimiento como si fuera un techo corredizo convencional (unos 25 centímetros), pasando por la apertura completa por sobre las 4 plazas pero sin mover la luneta trasera (que es de cristal y con desempañador), hasta la apertura por completo, que rebate también la luneta trasera y deja al habitáculo completamente descapotado. Atrás de los apoyacabezas posteriores hay un panel de rejilla textil que sirve para atenuar las turbulencias de aire dentro del habitáculo cuando el techo está completamente abierto. Fiat lo llama «Wind Stop». Una de las contras de este modelo, es que en esta situación de máxima apertura, la visibilidad trasera se ve absolutamente obstaculizada por la capota replegada y solo veremos vehículos muy altos a través del retrovisor central.

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Todo cabriolet tiene sus mañas, pero quien elige este tipo de variantes a cielo abierto no sopesa las incomodidades menores que se presenten frente al inmenso disfrute que generan los descapotables. Ademas, en el caso del 500C, la versión está equipada con una caja automática secuencial de 6 relaciones, que resuelve perfectamente los pasajes de marcha, en conjunto con el ya elogiado motor MultiAir de 105cv. No es una caja de velocidades que Fiat comparta con otros modelos en la región, puesto que es una verdadera caja automática con convertidor de par y no una caja manual robotizada como monta en modelos regionales. Solida y bien escalonada, con su sexta relación logra optimizar la marcha a altas velocidades, bajando las vueltas del motor y por ende la sonoridad en el habitáculo, critica que le habíamos hecho al 500 Sport con caja manual de quinta cuando lo probamos en Junio del año pasado.

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Solo faltarían las levas de cambio al volante, que esta versión Made in México no trae, y que completarían cierta facilidad y diversión a la hora de manejar. Mas allá de esto, la caja automática que se puede usar tanto en modo completamente automático (modo «D»), como en modo secuencial eligiendo cuando hacer el pasaje de marcha, siempre suave y agradable, incluso en el transito urbano. Yo tenía el pre-concepto de que con un motor pequeño y aspirado una caja AT con convertidor de par se «comería» toda la potencia del motor, pero en el caso del 500c tiene la elasticidad suficiente como para no penalizar demasiado el manejo en ciudad. En ruta su funcionamiento es como una caja manual, con la ventaja mencionada de la sexta marcha. Claramente dista de ser un auto deportivo, pero los 105cv de potencia del motor MultiAir y sus 134Nm de torque se llevan muy bien con el modelo.

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El nivel de equipamiento del 500C probado era el mas completo, con todos los opcionales posibles. Items como el sistema de audio potenciado marca BOSE, el climatizador automático, la llamativa tapicería en cuero combinado en dos tonos, el sensor de estacionamiento trasero y una profusión de elementos de seguridad activa y pasiva como solo los productos primermundistas saben ofrecer, hacen de este pequeño Fiat un auto increíble, tanto por su tamaño, como por su diseño y sus prestaciones. En tren de pedir, podríamos decir que faltan las ópticas con proyectores al xenón y los antinieblas traseros, peor por el resto no hay quejas mayores.

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La habitabilidad de este modelo es la justa para un auto urbano, al igual que su hermano, el 500 de techo duro. Dos personas adelante viajan cómodas, y cuatro van muy justas, solo para pequeños trayectos urbanos. En el caso del Cabriolet, lo que se ve aun mas penalizado es el espacio del baúl, que pierde la accesibilidad del portón completo, teniendo como única boca de acceso una tapa de baúl pequeña. Tiene 185 litros de capacidad que se pueden aumentar hasta 550 litros si rebatimos ambos respaldos de los asientos traseros. Si la capota estuviera completamente abierta, al tocar el botón de apertura externa del baúl, el techo de lona replegado se mueve a su posición intermedia de apertura, dejando la boca de apertura completamente libre y la tapa del baúl con su recorrido inalterado. Una vez cerrado el baúl, si queremos que el techo de lona vuelva  estar completamente abierto, deberemos utilizar el comando del interior del auto para reposicionarlo.

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La unidad probada tenía el opcional de llantas de 16 pulgadas, sobre neumáticos 195/45. Los de serie son de 15 pulgadas y si bien no favorecen tanto la vista del auto, aseguran un andar mas mullido. No es que con las llantas de 16″ el auto tenga mal andar, pero las alicaídas calles porteñas se encargan de marcar cuando uno circula con llantas de perfil bajo. Las suspensiones tiene un buen seteo y son confortables en toda situación. El auto de por si es alto y con el despeje aun mas elevado «en defensa» de la red vial local hacen que al auto luzca demasiado separado del piso y con mucho aire visual entre ruedas y pasarruedas. No obstante, si se lo exige la tenida no se ve comprometida y en caso de excedernos en alguna maniobra, el ESP nos ayudará a corregir la trayectoria (aunque no nos permitirá vencer las leyes de la física, por supuesto).

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El Fiat 500C tiene un precio, al momento de publicar esta nota,  de 147.200 Pesos. La lista de opcionales a parte, propone las llantas de aleación de 16″ por $1.200, el pack que agrega airbags de cortina y airbag para la rodilla del conductor por $ 1.650, el tapizado de cuero que viene en conjunto con el espejo retrovisor eletrocrómico por $2.300 y Audio Hi-Fi más climatizador automático por $2.300. . La garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros, lo que suceda primero. Para quien es este Fiat 500C? para todo el que quiera un auto cómodo para la ciudad, con un nivel de seguridad poco habitual en este tamaño de auto, fácil de manejar y con el innegable atractivo agregado del techo convertible. Si regamos esta formula con un diseño encantador, el resultado es simplemente irresistible.

Que nos encantó del Fiat 500C :

  • Su diseño exterior/interior
  • Conjunto caja automatica/motor bien logrado para un auto urbano
  • Calidad general
  • Nivel equipamiento
  • Seguridad activa y pasiva

Que no le perdonamos al Fiat 500C:

  • Aislación  acústica del techo de lona
  • Sin faros al xenón ni proyectores
  • Faltan antinieblas traseros

 

 

Por Christian Kleinberg

Periodista y Arquitecto, escribo en Motorweb Argentina desde el 2009, año en que cree este sitio. Me fascinan los autos y todas sus derivaciones con 2, 4 o 6 ruedas. Soy de Buenos Aires, pero tambien viví en otros lugares del planeta. Entusiasta de los viajes, de los autitos en escala, de los clásicos y del buen diseño.

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